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Al-Baradei llega a Irán para iniciar «una nueva fase» en el diálogo nuclear

Teherán no se ha quedado de brazos cruzados ante la gira de George Bush por Oriente Próximo y. El Gobierno de Ahmadineyad consiguió que el director de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), Mohamed al-Baradei, llegara ayer a la República Islámica para iniciar una visita oficial de dos días. Se trata del primer viaje del máximo responsable de la agencia desde que el pasado mes de diciembre un informe de la inteligencia estadounidense revelara que Irán había aparcado su programa nuclear con fines bélicos en 2003. Las autoridades islámicas lo han calificado de «una gran ayuda».

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Mohammad Saeedi, responsable de la Agencia Iraní de Energía Atómica, esperaba a pie de pista la llegada de Al-Baradei y declaró a la agencia oficial IRNA que «debido a nuestra cooperación con la agencia, nuestra relación entra en una nueva fase». Este cambio se debe a que parece cada vez más cercano el deseo de Teherán de sacar el caso nuclear del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y devolverlo a la AIEA para intentar cerrarlo en un futuro próximo.

Desde la agencia, sin embargo, Al-Baradei exigió «máxima claridad» a Irán y aseguró que el caso no se cerrará hasta que Teherán no autorice unas «exhaustivas investigaciones» en las que quede del todo claro que no hay ningún tipo de programa nuclear con fines bélicos secreto en la República Islámica, tal y como temen los países de Occidente.

Pese a los informes negativos de sus servicios secretos, el presidente Bush insistió una vez más durante su visita a los países del Golfo en que «Irán será una amenaza para la humanidad si permitimos que consigan fabricar la bomba atómica». Su mensaje, sin embargo, tiene cada vez menos adeptos entre unos países que han visto como la política errática de la Casa Blanca en la región, especialmente en Irak, ha convertido a Irán en la auténtica potencia de la zona. Mientras que Al-Baradei pide paciencia y tiempo para seguir con sus investigaciones, Washington presiona para que la ONU imponga de una vez una tercera ronda de sanciones