EN 'LA BOMBA'. La Oficina está en Cádiz aunque López Alcalá se desplaza si es necesario. / N. R.
J. MANUEL LÓPEZ ALCALÁ DEFENSOR UNIVERSITARIO

«Los alumnos no se quejan sólo cuando suspenden»

Lleva casi cuatro años ostentando el cargo Busca «soluciones dialogadas», no sentencias

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-Parece que los alumnos son los que más se quejan.

-Sí, pero hay que tener en cuenta que es el colectivo más numeroso y el que más problemas puede tener por desconocimiento de la normativa. Es la parte más débil de la Universidad.

-En el Campus de Jerez ha aumentado el número de quejas.

-Ha aumentado un poco este año. El número de quejas está relacionado con el número de personas de cada campus.

-¿Cómo actúa la Oficina del Defensor ante un requerimiento?

-Lo primero que hace el Defensor es decidir si la admite o no a trámite, es decir, si la queja está fundamentada, si no es anónima y si tiene base. Se piden informes al servicio o a la otra persona que está afectada por la queja. Entonces, tras ver la queja y la documentación que le han proporcionado, el Defensor elabora un informe final que puede dar lugar a distintos resultados: se puede archivar o se puede hacer una recomendación a un servicio de la Universidad, a un determinado profesor o un departamento. También puede ser que el problema se arregle en el transcurso del proceso y entonces se desiste de la queja.

-¿Cuáles son las quejas más recurrentes?

-No se trata sólo de exámenes, sino de evaluación. Muchas de las quejas se refieren a los métodos de evaluación argumentando que el profesor no los ha seguido o que no se han aplicado correctamente. El alumno no sólo se queja cuando lo suspenden sino de muchas más cosas, y cada vez mejor. No solamente va a aprobar sino que se preocupa de muchos aspectos de la Universidad.

-¿Qué es lo mejor de la labor del Defensor Universitario?

-Lo mejor es el contacto humano, conocer los problemas que tienen los universitarios, intentar resolverlos, crear ese clima de diálogo que debe de haber en la universidad. Eso es lo que yo intento: más que dar una sentencia, dar una solución dialogada.

-¿Y lo peor?

-Lo peor es la soledad, pero esto también lo dicen los jueces. Te tienes que enfrentar a una situación, ponerte en el papel de la persona que se queja y de la que recibe la queja e intentar llegar a comprender qué es lo que ha ocurrido. Para eso siempre hace falta mucho diálogo, que nadie sienta que lo están juzgando.

-En la memoria mencionan la necesidad de un protocolo de actuación sobre acoso psicológico. ¿Han llegado casos a la Oficina?

-Sí, lo que pasa es que son casos muy complicados. Suelen ser situaciones en las que incluso los jueces tienen problemas. El mobbing es algo que va más alla de lo que es el Defensor Universitario, por eso yo quiero que exista este protocolo de actuación. No es esconderme sino que haya unas medidas que sean mejores.

-¿La Universidad se acerca más al alumno o se aleja?

-Ya no somos la universidad masificada de hace quince años. Las nuevas tecnologías han ayudado tremendamente a ese contacto diario entre alumnos y profesores, enseñanzas virtuales, correo electrónico o tutorías. Dar clase a veinte alumnos es un lujo. Sí es cierto que el alumno, quizás, desde el punto de vista de la representación, está un poco apagado, pero no sé si problema de la Universidad o de la sociedad en general. En otros temas, como voluntariado o medio ambiente, están muy comprometidos. Tenemos una muy buena juventud.