Editorial

Frentes migratorios

El Consejo de Ministros celebrado ayer estableció el contingente de trabajadores extranjeros no comunitarios para 2008 a contratar en sus países de origen, que representa una variante parcial aunque indicativa para evaluar el momento del flujo migratorio hacia España. La cifra fijada en 15.731 personas corresponde a puestos de trabajo estables, fundamentalmente para grandes empresas o contrataciones masivas. Una cantidad sensiblemente inferior a las 27.034 aprobadas para 2007, que en el caso de Madrid se reduce en más de la mitad y en el de Cataluña un 40%. Pero es necesario recordar que el mayor número de contrataciones las realizan pequeñas empresas de manera individual mediante el Régimen General, así como las dedicadas a trabajos de temporada; contrataciones que este año han representado en su conjunto cerca de 200.000 trabajadores.

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Los trabajadores extranjeros han contribuido en la última década a reducir en casi un 2% la tasa de desempleo estructural, y su mayor presencia no ha frenado el crecimiento de empleo para los nativos. Además, en el último año han gastado 40.000 millones de euros en adquirir propiedades y consumir bienes y servicios. Esa realidad se completa con el hecho de que desde 2006 ha disminuido sensiblemente el crecimiento de población extranjera que en ejercicios anteriores alcanzó el 20% anual, con la estimación de que aún pueden permanecer 670.000 extranjeros en economía sumergida y bajo el riesgo de una caída en la oferta de empleos en el sector de la construcción.

Ese conjunto de factores explica la reducción de las contrataciones en origen. A ello se le une la puesta en marcha de convenios firmados con países africanos fuentes de emigración ilegal, por un lado, y el imprevisible recurso al reagrupamiento familiar, dado que los inmigrantes regularizados en 2005 apenas trajeron a sus parientes el año siguiente. Como hay razones para pensar que la mayoría de los que vienen lo hacen con voluntad de quedarse, la escasez de reagrupamientos hay que atribuirla a la debilidad económica de quienes han de garantizar alojamiento y medios de subsistencia suficientes para sus familiares. En cualquier caso, son nada menos que 700.000 los extranjeros casados que podrían solicitar el reagrupamiento a lo largo de 2008.

El mercado laboral es insuficiente para propiciar una inmigración ordenada, y a este respecto España -país europeo con mayor tasa de población extranjera según la OCDE-, padece la falta de una política comunitaria en la materia. La UE, junto a una tímida colaboración en el control de fronteras, sólo ha acordado estimular la inmigración altamente cualificada. Y ello cuando la ampliación del espacio comunitario sin fronteras hará inevitable una mayor presión migratoria desde el este de Europa, así como de quienes, procedentes de países asiáticos, encuentran ya menos obstáculos para alcanzar el occidente europeo.