DIVISIÓN. Los establecimientos han tenido que habilitar zonas de fumadores. / FRANCIS JIMÉNEZ
Ciudadanos

Los dos primeros años de la Ley Antitabaco se saldan con sólo 400 denuncias en la provincia

El escaso control policial en empresas y establecimientos hosteleros hace que en la mayoría de los casos los incumplimientos de la norma no reciban las sanciones correspondientes

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Los dos primeros años de aplicación de la Ley Antitabaco se han saldado en la provincia con 395 denuncias en la Delegación Provincial de Salud, que ha tramitado hasta ahora 109 expedientes sancionadores y ha impuesto multas por un importe total de 10.023 euros. Estos datos reflejan que, pese a tratarse de una norma muy restrictiva en cuanto al consumo, la venta y la publicidad del tabaco, no ha contado con el control policial necesario para que su cumplimiento sea generalizado. Y eso ha permitido que, en la mayoría de los casos, los quebrantamientos de la Ley no reciban las sanciones correspondientes.

Uno de los aspectos más controvertidos de la Ley es la prohibición de fumar en los establecimientos de hostelería. Los bares y restaurantes de superficie menor a los 100 metros cuadrados debían optar por admitir a fumadores o convertirse en espacios sin humos. Y, a día de hoy, la inmensa mayoría de los locales pequeños de la provincia permite que se fume, por temor a perder parte de su clientela. Según reconoció el presidente de la patronal de hostelería de la provincia (Horeca), Antonio de María, muchos de los propietarios de bares que decidieron prohibir el consumo de tabaco cuando entró en vigor la norma tuvieron que dar marcha atrás porque vieron peligrar sus negocios.

Pero donde han surgido más conflictos es en los establecimientos de más de 100 metros cuadrados, que, según la Ley, sólo pueden permitir el consumo de tabaco en una zona reservada que no debe superar el 30% de la superficie total. En Cádiz, la mayoría de los bares y restaurantes con terrazas al aire libre no han tenido problemas para adaptarse a esta normativa, pero otros se han visto obligados a reformar sus instalaciones.

Los responsables del restaurante O Mamma Mia, en el Paseo Marítimo, tuvieron que cerrar su espacio exterior con toldos especiales y colocar una estufa para poder atender a sus clientes fumadores. El interior del establecimiento es un espacio libre de humos. «Lo que nos ha salvado ha sido la terraza porque, si no, habríamos tenido que dejar el restaurante para los no fumadores, porque de lo contrario hubiéramos tenido que hacer obras para dividir los espacios y eso hubiera sido demasiado jaleo», reconoció Emilio Armario, cocinero del restaurante.

Los establecimientos grandes, con varios salones, tampoco han tenido problemas para adaptarse a la Ley, aunque en raras ocasiones cumplen la condición de que sólo el 30% de la superficie se reserve para fumadores. El restaurante El Candil 2 prohíbe el tabaco en uno de sus dos salones, el más pequeño. Y esta restricción ha causado más de un enfrentamiento en el local. «Una vez se me fue una mesa grande porque querían un salón de fumadores y en ese momento sólo estaba vacío el de no fumadores, y me dio mucha rabia, porque eran clientes habituales y los perdimos», explicó la propietaria del negocio, Josefa de la Jara.

Pero quienes encuentran más dificultades para acatar los preceptos de la Ley son los locales de ocio nocturno, como bares, discotecas y salas de fiesta, que a menudo superan los 100 metros cuadrados. Tanto en la capital como en el resto de la provincia, la mayoría de estos establecimientos no cuenta con zona delimitada para fumadores. Aunque, según aseguró De María, «se ha llegado a un equilibrio», porque los empresarios «están cumpliendo la normativa y hay oferta para todos los clientes».

SAN FERNANDO



Se mantienen las ventas

Fumar o no fumar. Esa es una cuestión que en la mayoría de los bares y restaurantes de San Fernando se resuelve tomando la primera opción. De hecho, Manuel Martínez, presidente de la Asociación de Comerciantes de San Fernando (Acosafe), colectivo al que hay afiliados varios establecimientos hosteleros, asegura que no se ha notado ninguna bajada en el número de clientes.

Martínez basa esta aseveración en que cuando entró en vigor la Ley Antitabaco una buena parte de los bares y restaurantes optaron por mantener sus negocios como espacios de fumadores y estos son los que siguen primando. No obstante, existen algunos establecimientos en los que hay que apagar el cigarrillo antes de entrar, aunque el presidente de Acosafe afirma que esta medida tampoco ha mermado la clientela, puesto que un buen número de personas se ha «amoldado» perfectamente a la normativa.

De esta forma, es «como si todo siguiera igual» al tiempo que han sido los establecimientos nacidos después de la Ley los que han podido optar por ser de no fumadores, a sabiendas del riesgo que esta circunstancia entraña y, al mismo tiempo, bajo la idea de que servirían para acoger a los clientes no fumadores, que también ocupan una buena franja de la población.

Plantándole frente a los bares y restaurantes en los que no se puede fumar se encuentran personas como Lourdes Maldonado a quien le molesta ir a comer con unos amigos y no poder encender un cigarrillo después de una comida copiosa. Pese a ello, se muestra esperanzada en que la situación continúe como hasta el momento porque, de no ser así, está dispuesta a no salir de casa «nada más que para ir al estanco», asegura, aunque al mismo tiempo reconoce que no pierde la esperanza de dejar de fumar algún día.

PUERTO REAL



Ahorrar gastos

Los establecimientos de Puerto Real se han amoldado a la Ley y muchos restaurantes de más de 100 metros cuadrados han optado por prohibir el consumo de tabaco en todas sus instalaciones para evitar molestias a los clientes y, de camino, ahorrarse los gastos derivados de la reforma del local.

Los bares de menor superficie permiten fumar aunque garantizan que sus máquinas expendedoras no venden tabaco a menores de edad gracias a la incorporación de un mando a distancia controlado por los camareros de los locales. La aplicación del mando a las máquinas provoca quejas entre los empleados que aseguran tienen que estar pendientes de todos los que se acercan a la máquina para dar al botón que permite sacar la cajetilla.

A las puertas de los centros de trabajo, públicos y privados, se puede ver aún a los empleados apurando el cigarrillo, de hecho los edificios municipales han incorporado ceniceros al mobiliario externo. Han pasado dos años y los ciudadanos se han adaptado a fumar en la calle, los clientes se levantan con normalidad de la mesa y van a fumar a la puerta de los restaurantes.

EL PUERTO



Señalización adecuada

Al principio todo fue un poco extraño. El público se quedaba perdido cuando la máquina expendedora no le proporcionaba su cajetilla de cigarrillos hasta que el camarero no la activaba con el mando, pero hoy ya todos están acostumbrados. La mayoría de los bares portuenses se han adaptado a la Ley Antitabaco. La mayoría de los pequeños establecimientos permiten fumar y aquellos que superan los 100 metros cuadrados, tal y como establece la normativa, especifican debidamente cuáles son las zonas para clientes fumadores y no fumadores.

Por su parte, las empresas también han acatado perfectamente la normativa, y es que tal y como explica un directivo portuense, «no queremos arriesgarnos a que una inspección nos dé un susto, además, es mucho mejor para todos». Así, la vieja imagen en la que los clientes fumaban libremente en tiendas de ropa, bares e incluso clínicas, ha quedado, al menos en El Puerto, en el olvido. Ahora, incluso antes de sacar el cigarrillo en un bar, los clientes buscan el cartel de «permitido fumar» para evitar la llamada de atención de los responsables del negocio o de otros comensales.

CHICLANA



Permisividad

La mayor parte de los locales de restauración y los bares de copas de la localidad ha decidido mantener la permisividad con los fumadores pese a la entrada en vigor de la Ley Antitabaco. Así, en la inmensa mayoría de los bares y cafeterías del municipio no se pone ninguna traba para que sus clientes fumen en su interior, si bien algunos propietarios han modificado sus instalaciones para adaptarlas a la nueva legislación y separar los espacios libres de humo de los reservados para fumadores.

En ese sentido, los restaurantes de la costa son los más concienciados, puesto que en muchos locales se ha acondicionado un espacio especial donde sí está permitido fumar. No obstante, por regla general en los locales incluidos en esta normativa antitabaco la elección está bastante clara, y siempre es en favor del fumador, para no perder clientes, como reconocen algunos empresarios.

ciudadanos@lavozdigital.es