Néstor Kirchner entrega el bastón presidencial a su esposa. / AFP
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Matrimonio al poder

Néstor Kirchner cede el bastón de mando a su esposa, Cristina Fernández, en un inusual traspaso de autoridad

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El presidente saliente, Néstor Kirchner, besó la banda presidencial y la colocó sobre el vestido blanco de su esposa, Cristina Fernández, flamante nueva mandataria de Argentina. Luego le cedió el bastón presidencial, que ella pareció ofrecerlo al público, y ambos se fundieron en un largo abrazo. Así transcurrió el momento culminante del inusual traspaso presidencial en este país latinoamericano en el que por primera vez en la historia una mujer es elegida para ocupar el cargo de mayor responsabilidad política. Pero además, la nueva presidenta recibió el poder de su marido, que pasará a ser desde ahora un ciudadano de a pie, otro hecho sin precedentes.

«Nunca pude aprender el protocolo», se disculpó Kirchner en el micrófono, ansioso por colocarle la banda a su mujer sin poder esperar que ella firme el acta. La ceremonia discurrió en un edificio del Parlamento al que asistieron legisladores, gobernadores provinciales, magistrados, familiares y representantes de países extranjeros. Luego, la nueva jefa de Estado hilvanó un discurso de una hora sin leer con momentos en donde le costó reprimir la emoción.

«Tal vez me cueste más porque soy mujer», confesó al finalizar. «Siempre nos va a costar más», dijo, y su colega chilena, Michelle Bachelet, la aplaudió asintiendo. «Me guía el ejemplo de Eva que no pudo (dijo aludiendo a la esposa del tres veces presidente Juan Perón). Tal vez ella lo merecía más que yo. Y también el ejemplo de las madres y abuelas de Plaza de Mayo», homenajeó mirando hacia el palco donde estaban madres y abuelas de los desaparecidos durante la dictadura (1976-83).

Fernández destacó los logros de la gestión de su esposo, que le permitieron a ella ganar las elecciones de octubre con más del 45% de los votos, y dejó entrever que él, aún sin un cargo, estará siempre involucrado en su Administración. Cristina, como la conocen todos en Argentina, destacó en su discurso que sueña con un país en el que impere la educación pública de calidad y la movilidad social ascendente, como era en su infancia y la de Kirchner, recordó. «Debemos reconstruir el país que permitía que los hijos e hijas de los trabajadores lleguen a ser presidentes», dijo con el ejemplo de ellos dos y todos aplaudieron.