EL TENDEDERO

Un día más

Es verdad que los días señalaítos, como dice la canción, a veces sólo sirven para hacer discursos políticamente correctos; alguna que otra campaña y pare usted de contar, se olvidan tan fácilmente como llegaron. Aunque también es cierto que de no ser por ellos muchas causas permanecerían olvidadas para la mayoría de la población.

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Desde 1981 se celebra cada 1 de diciembre el Día mundial de lucha contra el SIDA. Ninguna otra enfermedad como ésta tiene tantas implicaciones sociales, la mayoría negativas, puesto que sigue siendo motivo de temor, ocultación, marginación y rechazo.

Me gustaría desde estas líneas proponerles un ejercicio de imaginación: imagínese por un momento que acude a hacerse la prueba del SIDA, por simple curiosidad; está usted en la sala de espera para conocer los resultados, le llega su turno y cuál es su sorpresa al descubrir que el análisis ha dado positivo. ¿Cambiaría su vida en algún sentido?, ¿cómo se lo diría a sus seres queridos, a su pareja, a sus hijos, a sus padres, a sus amigos?

Piense en ello, y comprenderá aunque sólo sea por un instante que el tener el VIH no es el mayor de sus problemas, porque ya se disponen de remedios que paran la enfermedad y la hacen crónica. Pero todos y cada uno de los males sociales añadidos a esta enfermedad no está en manos de los científicos el resolverlo, sino en nuestras manos, éste si es un mal curable.

Todavía existen entre nosotros muchas personas que piensan que un beso, un abrazo o la convivencia diaria con personas enfermas o portadoras entraña riesgos; todavía muchos padres y madres temerían por sus hijos si saben que un compañero de clase es portador, aún hay quien Sin embargo, muchas familias conviven día a día con personas portadoras del VIH con la mayor naturalidad, y les aseguro que además de todos los avances científicos, el amor cura.