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Los camiones del peligro

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ás allá de cualquier utilización política de dirigentes vecinales o colectivos sociales, los vecinos de la Segunda Aguada parecen tener el respaldo del sentido común a la hora de pedir que los camiones de gran tonelaje no atraviesen, constantemente y a diario, por sus calles y avenidas, que son manifiestamente incompatibles con ese tránsito. Ninguna calle angosta de ningún barrio populoso de Cádiz -ni de ninguna ciudad- debe sufrir un tráfico tan peligroso. Exigirlo antes de que suceda otra desgracia es un gesto de valor cívico. Ahora le toca a los dirigentes públicos buscar fórmulas para erradicar ese peligro de esas vías, que deben ser reservadas a vecinos, a niños y ancianos. Si hay que buscar otros caminos para el tráfico pesado, hágase. Y ya.