El alma socialdemócrata
Cuando Franz Müntefering fue elegido presidente del SPD, en un lejano mes de febrero de 2004, pronunció una frase breve y categórica que, además de provocar una sonora carcajada entre varias decenas de periodistas, reflejó a la perfección el estado de ánimo del político. «Después del Papa es el cargo más hermoso que existe en la Tierra», dijo en un raro arranque de sinceridad.
Actualizado: GuardarEs cierto, cuando Müntefering ocupó la presidencia del partido más antiguo del país y en el que ha militado durante más de cuarenta años, el fiel colaborador del ex canciller Gerhard Schröder, además de sentirse feliz, creía que había coronado una carrera política sin tachones. Munte, como le llaman sus amigos, había sido el cerebro de la campaña electoral que culminó con el triunfo de Schröder en 1998 y durante los siguientes siete años, al margen de ocupar cargos en el Gobierno y de dirigir el grupo parlamentario de su formación, se convirtió en el aliado más fiel del canciller.
Gracias al apoyo de Müntefering, el ex hombre fuerte de Alemania logró impulsar la famosa y polémica agenda 2010 y gracias a la ayuda del nuevo jefe del SPD; Schröder y el propio partido lograron negociar un acuerdo que hizo posible la formación del Ejecutivo de gran coalición. Franz Müntefering, que siempre gozó de la fama de ser el alma del SPD, a causa de sus orígenes humildes y de su larga y exitosa carrera, accedió por primera vez a un escaño en el Bundestag en 1972. La mayor parte de su carrera política la desarrolló en Renania del Norte Westfalia, un estado que fue durante décadas el bastión del SPD.
En medio de las arduas negociaciones para formar el Gobierno de gran coalición, Müntefering sufrió un serio revés en el seno de la formación, cuando la comisión ejecutiva del SPD designó a Andrea Nahles, líder del sector izquierdista, como futura secretaria general. Como buen soldado, el político renunció al cargo de presidente del partido y puso su futuro político en manos de la nueva dirección, no sin antes sugerir que estaba dispuesto a formar parte del nuevo Gobierno como responsable del Trabajo y vicecanciller.
