Capel pelea con Alcázar. / EFE
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Histórico empate de un Denia que se deja el alma y saca los colores al Sevilla

El fútbol vivió una de esas noches de grandeza en el Nou Camp, pero no el del Barça sino en el del humilde Denia, un equipo semiprofesional que debuta esta temporada en Segunda B y se dejó el alma para empatar con toda justicia ante el campeón de Copa y celebrarlo como un título. El Sevilla acusó las rotaciones y el virus FIFA, pero no debería tener problemas para resolver en el Pizjuán. El recuperado formato de ida y vuelta evita disfrutar de prórrogas e incluso penaltis apasionantes.

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El dominio de los andaluces no se tradujo apenas en ocasiones durante una primera mitad anodina en la que los alicantinos estaban frescos y supieron defenderse con uñas y dientes. Entre el césped artificial, el orden del Denia y la poca intensidad visitante, poco que reseñar. Incluso pudo marcar el humilde, pero desperdició dos buenas opciones de remate en un saque de falta.

El choque se animó en la reanudación. El Denia no renunció al triunfo y el Sevilla se revolucionó con la entrada de Chevantón. La primera gran ocasión fue local fue abortada por Hinekl bajo palos. Un toque sutil del 'charrúa' de los tatuajes y una chilena de este mismo jugador que golpeó en el palo, preludiaron el 0-1, obra del propio Chevantón tras un gran pase de Navas. Pero un minuto después, a la salida de un córner, Pablo Vidal firmó su cabezazo más famoso y un empate histórico.