EN 'LA PIEDRA'. Rodrigo Báez se atreve con nuevos materiales, como la cerámica / TAMARA SÁNCHEZ
RODRIGO BÁEZ PINTOR

«Hay que procurar que no se vea la pintura como un ente muerto»

El jerezano asegura que «hay críticos que se consideran dioses, sabelotodos» «El gusto por el color y el deseo de provocar una reacción» destacan en su obra

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Lleva toda la vida pintando, no se cansa de hacerlo y no se cansará nunca porque con la pintura «te haces viejo más tarde» y porque, sencillamente, le encanta. El jerezano Rodrigo Báez tiene una amplia trayectoria a sus espaldas y no le faltan proyectos.

-¿Era el típico niño que no paraba de pintar?

-Sí.Yo siempre digo que dinero no tengo, pero tengo la gran suerte de tener la profesión que siempre me ha gustado y me gusta. No tengo ningún tipo de frustración ni nada, al contrario.

-¿Qué es lo bueno y qué es lo malo de pintar?

-Lo bueno es que te lo pasas estupendamente. Si te gusta, te ayuda incluso a ejercitarte mentalmente como persona, te haces viejo más tarde: las neuronas funcionan mucho cuando se es creativo. Lo malo es que hay rachas, como cualquier profesión libre. Hay que saber soportarlas. Si no eres muy ambicioso, la pintura siempre te responde. Creo que es una de las pocas cosas de la vida que siempre te responde, si tú te comportas bien con ella, si eres sincero.

-¿Recuerda la primera exposición que hizo?

-Fue con la Caja de Ahorros de Jerez. Aquello fue estupendo, emocionante. Era muy jovencito y creía que me iba a comer el mundo, como todos los jóvenes. Fue vibrante porque fue el primer contacto de mi trabajo con el público. Aquello funcionó muy bien. La verdad es que no había tantos pintores como ahora.

-Y de ahí, otras muchas exposiciones.

-La verdad es que me moví bastante en aquella época, trabajé mucho. Como es algo que me gusta, no me importa. En vez de ver la televisión me pongo a pintar. Antes dormía como un lirón pero ahora, de mayor, que se duerme menos, me despierto a la hora que sea y me pongo a pintar. No hay nada más relajante que eso.

-¿Antes se podía vivir de la pintura y ahora no?

-Creo que siempre ha sido difícil porque para vivir de la pintura primero hay que trabajar mucho y hay que adquirir los conocimientos que te exige el mercado. Yo puedo sentirme pintor de corazón y de alma pero si no tienes las dotes o no has aprendido la profesión a fondo no se es pintor y eso el comprador lo percibe. Puede percibir un espíritu tremendamente creativo pero después ve la obra y si no le llena porque no esté bien realizada... Es un doble esfuerzo. La profesión hay que aprenderla. No es artista aquel que quiere sino aquel que puede, aquel que se obliga a serlo.

-¿Qué es lo último que ha hecho?

-Tengo unos intentos de hace un mes, un nuevo proyecto. En el fondo es un intento de refundir el criterio de lo abstracto con el concepto realista de la pintura. Esa es la idea, pero son sólo bocetos.

-¿Su pintura se ha entendido en Jerez?

-Sí, en Jerez se sabe mucho de pintura y al final, si haces un trabajo por derecho, el comprador te lo agradece. No se le puede engañar en absoluto, ni con críticas absurdas y estúpidas ni con pinturas falsas.

-¿Cómo ve el panorama actual?

-Lo veo igual, aunque creo que necesita un cierto reorden. El todo vale está bien de inicio pero después hay que hacer la criba y no se está haciendo. Y no se está haciendo porque los pintores no quieran sino porque estamos en manos de una serie de señores que se consideran los dioses de la pintura sin serlo -me refiero a los críticos. Se consideran dioses, sabelotodos, y son señores que no pintan. Muchos no entienden lo que es. Se les pone en bandeja que determinen lo que es bueno y lo que es malo. Y que aquí se vende todo porque lo digo yo. En ese sentido no va bien. Pero siempre digo que el tiempo pasa por todos y deja a los que tiene que dejar y los que no sirven pues no servirán y punto.

-¿Hay que aprender a pintar en las Escuelas de Arte?

-Sí, me parece estupendo que haya tantos chavales en las escuelas. Lo que necesitan es tener la suerte de encontrar al profesor idóneo: hay algunos dignos y otros que son unos mataos y deberían dedicarse a otra cosa.

-¿Sus autores de cabecera?

-Me gusta Rivera, Velázquez, El Bosco... Hay tantos de aquella época que es difícil seleccionar. De los más cercanos me quedo con Picasso y ya no abro más la puerta. Hay gente muy buena, pedazos de pintores, pero que no tienen el renombre que deberían tener. En Jerez tenemos a Paco Toro, que es un excelente pintor, innegable. Y Juan Ángel de la Calle está haciendo cosas bastante buenas. Él no se sale de su estructura y domina la técnica. Es un excelente pintor.

-En el restaurante La Piedra hay unas cerámicas suyas. ¿Le gusta cambiar?

-Me encanta. No había hecho cerámica en mi vida. Acepté el reto. Ahora me han propuesto otra cosa de cerámica y a ver si consigo enmendar los fallos. Además no se trata de pintar sobre la cerámica sino de hacerla entera, desde bañar el azulejo y trabajar con óxido, como hay que hacerlo.

-¿Se puede hablar de una temática común en su obra?

-Hay un proceso casi continuado, sin ser monótono, pego saltos y voy atrás otra vez, provocando una reacción de creatividad constantemente, pero nunca olvido esa linea de continuidad que soy yo inevitablemente. Creo que, aunque quisiera, no podría hacerlo sin engañarme a mí mismo. El motivo que se repite es mi interior. También el gusto por el color, el deseo de provocar una reacción positiva en el espectador. Hay que procurar que, a través de la pintura, se cavile algo, que no se vea la pintura como un ente muerto.

-¿Es difícil poder darse a conocer siendo joven

-Ahora se apuesta en general por la juventud, pero creo no equivocarme en una cosa: la pintura es una profesión complicadísima. Una persona con 20 años puede ser un genio, aunque escasean, pero hay que aprender a hacer la pintura. No por hacer dos rayones se hace arte. Se puede tener mucha vocación, muy buena fe pero hay que aprender a pintar, nadie nace sabiendo. En ese sentido, veo difícil que salgan jóvenes. La valoración de si una persona es buena o mala no la hace el pintor. Se está vendiendo Miquel Barceló, que lo odio, me parece un bodrio y una estafa. Lo que hace es muy malo y se paga. Como dice Machado, todos los necios confunden valor con precio y eso se está practicando.