DIÁLOGO. Doni, capitán del Atalanta, intenta calmar a la grada. / EFE
ITALIA CALCIO

La muerte de un aficionado desata una ola de violencia Trece muertos en 45 años

Gabriele Sandri falleció a causa de un disparo que pudo realizar accidentalmente un policía Los ultras protagonizaron incidentes en todo el país, obligando a suspender varios partidos

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Apenas nueve meses después del fallecimiento del inspector de policía Fillipo Raciti, en incidentes acontecidos en el Catania-Palermo, y pese a ser aprobadas una serie de medidas antiviolencia, el calcio vuelve a teñirse de luto con la muerte de un aficionado. Se trata de un seguidor de la Lazio, que acudía a Milán a presenciar el partido ante el Inter, pero que encontró la muerte en un área de servicio. Se trata de Gabriele Sandri, de 26 años. El vehículo con el joven se detuvo en la estación de servicio y se inició una pelea con otro vehículo de aficionados de la Juventus que viajaban a Parma. Llegó al área de servicio una patrulla de la policía y partió un disparo que atravesó una de las lunas del vehículo, entrando por la zona posterior del cuello de Sandri. Todo hace indicar que el causante del incidente fue un policía.

A partir de aquí, cada campo presenció diversas reacciones de los ultras. La reacción más llamativa se vió en el Atalanta-Milan. Los ultras del Atalanta, que finalmente consiguieron su propósito de suspender el partido de su equipo ante el Milán, amenazaron con «episodios graves» de no ser atendida su petición. «Si volvéis a jugar ocurrirá algo grave», dijeron los ultras del Atalanta a los jugadores del que se acercaron a las gradas para intentar calmarles, según indicó el capitán del equipo Doni, que relató que al acercarse a la zona de los ultras, estos les dijeron que había que parar el partido o se producirían «episodios graves». Doni contó esta amenaza al colegiado, que tras esperar a que se calmaran los ánimos suspendió el partido.

Por su parte, un millar de seguidores del Inter de Milán y del Lazio, tras conocer que el partido liguero que debían disputar ambos equipos quedaba aplazado por la muerte de un seguidor del Lazio, se unieron en una marcha de protesta por las calles de Milán protagonizando incidentes. Inicialmente fueron cerca de 2.000 los seguidores que se reunieron en torno al Giuseppe Meazza iniciando una marcha que estuvo precedida por las agresiones a un periodistas y cámaras.

'Paseo' por Milán

Durante su paseo por las calles milanesas, los ultras se detuvieron ante una comisaría, a la que lanzaron piedras, tras lo que emprendieron camino hacía el Duomo, a la que ya sólo llegaron una cincuentena de seguidores. Ante ello, desplegaron una pancarta alrededor del monumento a Vittorio Emanuele II, con el lema «Por Raciti suspendéis el campeonato, la muerte de un tifoso no tiene significado».

El Roma-Cagliari también fue aplazado en una decisión adoptada por el gobernador civil. Unos doscientos seguidores asaltaron uno de los cuarteles que alberga al sector móvil de la policía. Con el rostro cubierto y armados con piedras y bates, se encaminaron hacia el cuartel quemando vehículos, rompiendo las barreras y cristales del edificio. También fue asaltada la sede del Comité Nacional Olímpico Italiano (CONI). La muerte de un aficionado de la Lazio es la 13ª desde 1962 en Italia debida a la violencia relacionada con el fútbol. Las doce anteriores incluyen la de once aficionados y la de un policía.

En 1962, un aficionado fue alcanzado por una bala y murió en un partido en el duelo entre el Salerno y el Potenza. En 1979, un hincha del Lazio fue alcanzado por una bengala durante el clásico ante la Roma. En 1982, un aficionado romano de 14 años perdió la vida en el incendio de un tren provocado por grupos de radicales de su equipo. Entre 1984 y 1988, cuatro jóvenes murieron en peleas de bandas de hooligans. En 1995, en un Génova-Milan, un aficionado murió apuñalado. El anuncio de su muerte provocó la suspensión del partido en el descanso, lo que desencadenó una ola de violencia en la ciudad.

En 2001, en un derbi siciliano entre Mesina y Catania, un seguidor local de 24 años fue alcanzado por un petardo, muriendo 15 días después. En 2003, durante un Avellino-Nápoles, un napolitano cayó desde las gradas y falleció dos días después. En 2007 un dirigente del Sanmartinese murió mientras mediaba en un enfrentamiento entre sus jugadores y grupos radicales del Cancellese. Unos días después, un policía perdía la vida cuando intentaba poner orden en una reyerta.