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La terapia

El ambiente familiar que ha respirado Antonio Calderón durante su niñez y juventud le ha servido, sin duda alguna, para llegar al convencimiento de que las medicinas sólo producen sus efectos terapéuticos si son administradas en las dosis adecuadas y de manera regular a lo largo de todo el tiempo prescrito por el facultativo. Si, al advertir una ligera mejoría, el paciente abandona el tratamiento, lo más probable es que su recaída sea más grave y más duradera.

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Es, quizás, por esta razón por la que este entrenador de la casa, en cuanto asumió la dirección técnica del equipo amarillo, afirmara que la recuperación mental se produciría tras tres victorias consecutivas. Nosotros comprendemos la alegría que ha generado el afortunado y laborioso triunfo sobre el Xerez, pero opinamos que hemos de esperar un poco más hasta comprobar que, efectivamente, el equipo sigue reaccionando y alcanza, al menos, el pulso y la temperatura de la temporada pasada y, sobre todo, que la tensión arterial ha disminuido hasta sus valores normales.

Hemos de ser conscientes de que, mientras no esté situado por encima de la mitad de la tabla, no sería prudente disminuir el grado de preocupación por un posible desenlace fatal. En resumen: para que los tres puntos logrados el sábado pasado produzcan unos efectos reconstituyentes, es necesario que el partido en el Carlos Belmonte se salde con un indiscutible triunfo. El equipo, no lo dudemos, si ha salido de la UCI, sigue aún hospitalizado y debe seguir recibiendo los cuidados intensivos de los especialistas. La humildad, el sacrificio, el trabajo y la disciplina son condiciones innegociables para que, al menos, mantenga las constantes vitales. Cualquier descuido en estos aspectos fundamentales constituirían serios síntomas de una irresponsable frivolidad profesional que serían duramente juzgados por el único tribunal competente: la afición.