EMINENCIA. Demier, un reconocido académico. / FRANCIS JIMÉNEZ
FRANCIS DEMIER ESPECIALISTA EN HISTORIA DE LA EUROPA CONTEMPORÁNEA DE LA UNIVERSIDAD PARIS X

«La Pepa no hubiera sido posible sin el pensamiento francés»

Demier, un referente en el estudio del movimiento liberal, considera que la Constitución del 12 es la prueba de que la ocupación gala no fue «sólo opresiva»

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Francis Demier, de la Universidad Paris X, está considerado como una eminencia académica en la historia de la Europa contemporánea. Este referente del estudio del pensamiento liberal fue el responsable de firmar la conferencia inaugural del VII Seminario Internacional Nuestro Patrimonio Común, que se desarrollará en Cádiz hasta el próximo viernes.

-En sus tesis defiende que el movimiento liberal y el libertario, además de antagónicos, son complementarios. ¿Quiere decir que se necesitan, como el sistema actual necesita a los elementos heréticos para justificar a los integrados?

-Quiero decir que, en su momento, en el Siglo de las luces, en la época del nacimiento de la Enciclopedia, por ejemplo, compartían un mismo sentido sobre la superioridad, una misma necesidad de enfrentarse al esquema autoritario, de combatirlo, de oponerse a los privilegios de la iglesia y, en definitiva, de reivindicar la libertad individual por encima de cualquier otra cosa. Es cierto que se complementaban: el movimiento liberal supo aprovechar la rebeldía de los libertarios, su tendencia a la acción, para recoger sus propios frutos.

-¿Cuándo llegó la ruptura?

-La hubo, está claro. Hoy en día ser liberal es exactamente lo opuesto a pertenecer, por ejemplo, a los movimientos antiglobalización que, en cierta manera, son herederos del espíritu libertario. Ambas tendencias han olvidado su origen común, lo que en su momento los unía.

-Pronto se conmemorará el bicentenario de la Constitución de 1812. ¿Cómo se percibe este texto en Francia?

-Como la prueba de que la presencia de Napoleón y sus tropas en España no fue solamente opresiva. En Francia decimos que esa constitución no hubiera sido posible sin la influencia del pensamiento galo, que entró en el país en forma de un ejército de ocupación, pero que sin duda resultó fundamental para el texto, mucho más avanzado que cualquier otro en la Europa del momento, incluyendo los que se basaron en los principios de la monarquía parlamentaria anglosajona.

-¿Qué es ser liberal hoy en día?

-El término adquirió una dimensión más económica que política, y no es posible utilizarlo como etiqueta. El liberalismo francés, por ejemplo, se ha contaminado completamente del anglosajón, mucho más de números que de ideas. El giro se acaba de completar con la llegada al poder de Sarkozy, que no oculta, en absoluto, su devoción por el modelo norteamericano, que tiene muy poco que ver con el francés primigenio, por no decir nada. Ahora se asimila esa herencia al conservadurismo.

-¿Y la socialdemocracia española, y europea en general? ¿Diría que ya no ocultan su inspiración liberal?

-En Francia, desde 1983, es algo obvio e indiscutible. En España pasó algo parecido: se acabaron los principios que recomendaban nacionalizar empresas, o conservar las estatales, por poner un ejemplo. Desde principios de los 80 la izquierda socialdemócrata dilapidó su trayectoria y acabó cayendo en la incitación al consumismo, entre otras cosas.

dperez@lavozdigital.es