Emperador Chávez

aso a paso, rozando la legalidad democrática, aprovechando que la atención internacional sigue focalizada en Irak, Afganistán o en las nuevas amenazas de Al Qaeda contra los intereses de España, Francia y Estados Unidos en el Magreb, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, está cambiando 69 artículos de la Constitución para adaptarla a sus propios intereses. La Asamblea Nacional ha aprobado la reforma chavista y el próximo paso es un referéndum el próximo 2 de diciembre. Sólo un miembro directivo del Consejo Nacional Electoral ha levantado la voz al denunciar que el camino seguido es antidemocrático porque una reforma de ese calado, que afecta a principios fundamentales, debe realizarla una Asamblea constituyente y no la actual donde, por cierto, sólo hay diputados afines al presidente porque la oposición boicoteó las últimas elecciones en 2005. Hace un par de semanas, un grupo de estudiantes venezolanos representantes de 44 universidades de todo el país visitó Francia y España para dar a conocer la situación de su país porque, aseguraban, en Europa no se sabe con certeza la trascendencia de la transformación que está llevando a cabo Chávez para su propio beneficio, y en nombre del socialismo. Lo más polémico es la posibilidad de reelección sin límite cada siete años de Chávez; el fortalecimiento de los poderes del presidente con autoridades regionales elegidas por el gobierno central; la creación de una economía socialista; el fin de la autonomía del Banco Central, y el nacimiento del poder popular basado en los consejos comunales. Recoge la posibilidad de que el Estado restrinja la información y suspenda el derecho al debido proceso durante los estados de excepción. Para atraer la simpatía de los ciudadanos, la reforma reduce la jornada laboral a seis horas. La oposición rechaza la reforma porque otorga poderes imperiales a Chávez y se ha hecho de manera ilegal. Pero, ¿qué hace la oposición desinflada tras el fracaso del referéndum revocatorio contra Chávez? En este momento sólo el movimiento estudiantil planta cara a las ambiciones de Chávez que maneja a su antojo un instrumento imparable: los petrodólares. Mientras tanto, dos personas murieron en la universidad de Zulia, en el extremo occidental de Venezuela, durante las protestas contra la reforma constitucional. Peligro, el populismo deriva en dictadura teñida de democracia. ¿Irá Chávez esta semana a la Cumbre Iberoamericana de Chile?