TRIUNFO. Van Nistelrooy fulminó al Valencia con dos goles. / AP
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El mejor Madrid se divierte en Mestalla con un juguete roto

Los merengues vapulearon al Valencia en la primera mitad con un gran juego Guti y Robinho lideraron la exhibición y los locales sólo despertaron tras el descanso

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El mejor Madrid de la temporada humilló a un Valencia roto que provocó que parte del público de Mestalla, el mismo que forzó el despido del anterior técnico con el «¿Quique vete ya!», abandonase el estadio a los 36 minutos, nada más marcar Van Nistelrooy su segundo gol, durante el periodo de mayor exhibición visitante. Era ya el cuarto tanto para un equipo blanco ambicioso y sacrificado que cambió completamente el mediocre y deprimente fútbol de anteriores partidos para aprovecharse del desconcierto, la desgana y el desorden de un Valencia impotente para frenar el toque, liderado por Guti y Robinho, y la efectividad de sus delanteros, encabezados por Van Nistelrooy. Fue sin embargo Raúl, que también brilló en Mestalla, quien inauguró muy pronto, a los 40 segundos, la histórica goleada, para marcar un partido que se convirtió en un baile de los madridistas, que en los minutos previos al descanso se hartaron de tocar y tocar ante un desesperado Valencia que no olía el balón.

Se juntaron en Mestalla, un campo tradicionalmente muy difícil para el Madrid , todos los ingredientes para que el líder vapulease al equipo dirigido de forma interina por el joven Óscar Fernández, que sufrió un durísimo castigo por la presión, despliegue, movilidad y calidad de los blancos, y las muchísimas facilidades que dio su equipo en el medio campo y, sobre todo en defensa. Del ataque local no hubo noticias hasta la segunda parte. El visitante, sin embargo, fue en el primer tiempo una tortura para Helguera y compañía.

Después de que los aficionados despidiesen al Valencia con pitos, cuando ya no les quedaba otra que echar la culpa a los jugadores, porque no podían apuntar al entrenador, el Madrid volvió al campo sin haber perdido motivación. Sin embargo, se encontró con un Valencia muy herido que no deseaba una paliza mayor y se lanzó arriba.