Zapatero dará explicaciones en el Congreso por los problemas ferroviarios en Barcelona

Esta vez sí. José Luis Rodríguez Zapatero comparecerá en el Congreso para hablar sobre los problemas de las infraestructuras ferroviarias en Cataluña. El presidente del Gobierno -presionado por PP, CiU y los socios de los socialistas en el gobierno de la Generalitat, ERC e ICV- presentó a última hora de ayer una solicitud en la Cámara Baja con la que se compromete a rendir cuentas sobre las incidencias registradas en las obras de construcción del AVE a Barcelona y la interrupción de varias líneas del servicio de cercanías.

La comparecencia en pleno del jefe del Ejecutivo ya había sido reclamada por la mayor parte de los grupos parlamentarios por el caos de los servicios públicos vivido en el mes de agosto en la capital catalana. Entonces el Gobierno relegó esta responsabilidad en la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, quien se enfrentó a las airadas críticas de las formaciones políticas, mientras Zapatero acudía a Barcelona y se limitaba a comparecer ante los medios. Ahora, ante esta última crisis en una de las plazas electorales prioritarias para el PSOE cara a las generales de marzo, el presidente ha cambiado de estrategia. Dará la cara en el Congreso mientras Álvarez reclama paciencia a los ciudadanos. La ministra de Fomento aseguró ayer que el problema se solucionará en un plazo máximo de dos semanas y recordó que las incidencias en las infraestructuras son consecuencia irremediable de la mejora de las actuales conexiones ferroviarias y de la llegada de la alta velocidad a la ciudad condal. «La única prisa que puede haber es darle el mejor servicio al ciudadano cuanto antes», afirmó durante una comparecencia en Málaga.

Mientras tanto, Renfe habilitó ayer una flota de 200 autobuses para suplir el servicio de 400 trenes de cercanías que la empresa se vio obligada a anular tras producirse el pasado sábado un deslizamiento de tierras en un túnel de Ferrocarriles de la Generalitat (FGC).

Complicaciones

Los problemas ferroviarios en la ciudad de Barcelona y sus alrededores, que podrían obligar a aplazar la llegada del AVE Madrid-Barcelona -comprometida por el presidente del Gobierno para el próximo 21 de diciembre- se complican, y las medidas puestas en marcha por el operador público no convencen a los usuarios.

Ayer se formaron largas colas en los puntos en los que los autocares recogían a los viajeros, que criticaron la falta de información. El tráfico rodado en la ciudad condal también se vio afectado, al generarse atascos de hasta 11 kilómetros en algunas carreteras, que se llenaron de conductores al volante de sus coches particulares.