«Un árbitro debe tener paciencia, sangre fría y buena forma física»

-¿Cuándo comenzó en esto del arbitraje y por qué?

-Arbitro desde la temporada 2000-01. Vi un cartel en el que se buscaban árbitros en el colegio de los Salesianos. Fui a preguntar y me apunté. Y entre las muchas cosas que me animaron a hacerlo están el que me gusta el mundo del fútbol, viajar y conocer gente.

-¿Qué cualidades debe de reunir en su opinión un buen colegiado?

-Hay que tener paciencia, sangre fría y una buena forma física.

-Imagino que la paciencia será para aguantar las críticas de jugadores y aficionados...

-Sí. Un árbitro se encuentra a veces con ambientes muy hostiles, sobre todo en los pueblos pequeños. Hay que diferenciar también entre categorías inferiores y el fútbol de mayores. En el caso de los niños, los padres suelen crear problemas y dan además un mal ejemplo a sus hijos.

-¿Qué mensaje mandaría para solucionar este tipo de situaciones tan tensas en un deporte?

-Que la gente muestre un poco más de civismo. En el fútbol base lo único realmente importante es que los chicos hagan deporte, no ganar, y es muy importante que esto se fomente también desde la grada y dentro de sus familias.

-¿Qué se debe de tener en cuenta cuando se arbitra a los más pequeños?

-Lo primordial es enseñarles. Por eso cuando yo veo a un jugador que está un poco nervioso prefiero enviarlo un poco al banquillo que sacarle una tarjeta, algo que no tiene sentido a estas edades. Luego, en el banquillo, el chico tiene tiempo a reflexionar y calmarse para poder volver a jugar luego, que es lo que verdaderamente les importa. En lo que se refiere a futbolistas más mayores, siempre busco usar el diálogo pero a veces sí que se hace ya necesario sacar tarjetas.

-¿Tiene pensado seguir escalando peldaños en el arbitraje profesional?

-Me gustaría seguir arbitrando y continuar subiendo de categorías pero eso es algo que dirá el futuro.