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Veltroni irrumpe en la política italiana

El alcalde de Roma es el sucesor de Prodi como líder de la izquierda y del nuevo PD, su apuesta para cambiar el caótico clima del país

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El nuevo Partido Demócrata italiano (PD), nacido el domingo con la elección de su líder en unas primarias, sólo tiene dos afiliados: su presidente, el actual primer ministro Romano Prodi, impulsor de la idea, y Walter Veltroni, el secretario general designado por las urnas. Lo demás está por hacer, el partido en sí, quiénes mandarán, su ideología, su símbolo. No tienen ni sede. Da igual, los 3,4 millones de italianos que participaron en las primarias y dieron el 75% de los votos a Veltroni son su acta fundacional.

El PD, fusión de los dos principales partidos del centroizquierda, ex comunistas del DS y democristianos liberales de La Margherita, quiere ser el aire nuevo que entra en la viciada política italiana. Veltroni es su hombre.

El actual alcalde de Roma, de 52 años, ha hecho su estilo del talante dialogante, de la falta de estridencia y de la pasión por la cultura, como si la política como poder le interesara relativamente. Fue vicepresidente del Gobierno de Prodi en 1996, pero eligió la cartera de Cultura. Ante la llegada del imperio Berlusconi en 2001 se refugió en la Alcaldía de Roma y siguió escribiendo libros. Su huella en Roma no es para tirar cohetes: mucho escaparate y pocos resultados prácticos. Hay un festival de cine, conciertos e inauguraciones, pero la ciudad sigue siendo un absoluto desastre. Aún así Veltroni salió reelegido en 2006. Sabe convencer a la gente para que confíe en él.

En realidad, Veltroni lleva toda la vida en política, desde las juventudes comunistas, pero ha sabido exponerse lo justo para aparentar que no forma parte de los viejos rostros aburridos de siempre. Por otro lado, pese a provenir del PC, fue de los primeros en saltar al carro de la socialdemocracia con Achille Occhetto, en 1989, y la otra mitad de Italia que odia a los comunistas y sólo por eso ya vota a Berlusconi, puede llegar a considerarlo alguien distinto. Probablemente Veltroni es el único de los suyos con esa virtud, atraer votos del centroderecha.

El PD es el máximo intento de crear un gran partido de centro-izquierda, libre de nostalgias, capaz de llegar al 40% de los votos. El primer paso, al menos desde su lado, hacia un bipolarismo que haga de Italia un país casi normal, no como en los últimos 62 años. Esta legislatura empezó con 21 partidos en el Parlamento y en un año ya hay 34. No se puede seguir así.