DESPLIEGUE. Un camión traslada un tanque turco hacia las inmediaciones de la frontera iraquí. / AP
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Turquía bombardea el norte iraquí en pleno debate sobre si invade la región

Turquía ha decidido enseñar los dientes, aunque aún no se ha visto una iniciativa conjunta del Gobierno y de los militares. Ni en el asunto de las acusaciones históricas sobre la matanza de armenios ni sobre la amenaza de una incursión en el norte de Irak para aplastar las bases de los terroristas del Partido de los Trabajadores del Kurdistán. Pero tanto los islamistas seguidores del primer ministro, Tayip Erdogan, como los generales están implicados en una escalada verbal que preocupa extremadamente a la OTAN y a la UE y, por supuesto, a Washington, cuya condición de aliado privilegiado ha sido puesta en duda por primera vez por los militares otomanos.

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Como a nacionalistas hay pocos que ganen a los turcos, una vez que se han puesto sobre la mesa asuntos esenciales de las esencias patrióticas, las palabras ruedan cuesta abajo y se van agrandando como una bola de nieve que se puede derretir con el calor o chocar violentamente contra un obstáculo, según se desarrollen los acontecimientos.

En el Consejo Atlántico de esta semana, desde luego, los embajadores de todos los países de la OTAN van a tener una preocupación añadida que nadie hubiera deseado. No sólo porque los turcos han empezado ya algunos bombardeos limitados en el norte de Irak, sino por la amenaza que ayer mismo el poderoso jefe del Estado Mayor, el general Yasar Buyukanit lanzó y que no se había escuchado nunca en boca de ninguno de sus antecesores ni siquiera en situaciones más comprometidas. «Si la resolución del comité de Exteriores (sobre los armenios) es aprobada también en el pleno de la Cámara de Representantes, nuestras relaciones militares con Estados Unidos ya no volverán a ser las misma», dijo el alto oficial con un nada habitual tono respecto al principal aliado estratégico de Turquía.

Los turcos son muy sensibles al tema armenio, pero en este caso creen que un reconocimiento por parte de Estados Unidos del término genocidio refiriéndose a las matanzas de 1915 tendrá como consecuencia una cascada de pronunciamientos en un asunto que para los militares otomanos equivale a verse condenados para la historia en el mismo espectro que los nazis.

Pérdida de prestigio

«Aunque una declaración así no tendría ninguna vinculación legal, le costaría a Turquía una gran pérdida en su prestigio. Las alegaciones armenias ganarían en credibilidad y ello afectaría a la posición de otros parlamentos que están debatiendo el asunto y que no podrían resistir la presión de los armenios», trataba de explicar ayer el columnista del grupo 'Hurriyet' Mehmet Alí Birand.

Birand es uno de los pocos columnistas que apuesta por la serenidad, consciente de que cuando a una sociedad se la sobreexcita con este tipo de argumentos llega un momento en el que es muy difícil contenerla. Después de una primavera muy tormentosa en las relaciones con Europa la expansión de sentimientos antinorteamericanos no puede traer nada bueno.