El 'Sputnik' sólo era capaz de transmitir señales de radio. Aún así, su presencia en el espacio atemorizó a los estadounidenses./AP
tenía el tamaño de un balón de fútbol

El Sputnik cumple 50 años

El lanzamiento del primer satélite artificial, el 'camarada viajero' ruso, supuso el inicio de la carrera espacial

SANTANDER Actualizado: Guardar
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Tal día como hoy, pero del año 1957, una esfera metálica del tamaño de un balón de fútbol y 86 kilos de peso atraía la atención de todo el planeta. Más que nada, porque estaba fuera de él. El ‘Sputnik’- en español ‘camarada viajero’- daba vueltas a la Tierra a 263 kilómetros de altura y a 28.000 kilómetros por hora. Los rusos habían dado primero en la carrera espacial.

Mientras que en Washington la decepción por no ser los primeros era palpable, en Moscú se desató la euforia. “El Sputnik es una victoria del hombre soviético, y ha demostrado de una manera convicente y vívida que el sistema socialista soviético es el mejor”, decía el periódico oficial de la URSS, el Pravda, el mismo día en que el Sputnik comenzaba su andadura de tres semanas por el espacio.

El artefacto, que portaba como principal equipamiento cuatro antenas transmisoras, sólo era capaz de emitir una serie de pitidos, que fueron captados por cientos de radioaficionados en la Tierra. Pero muchos ciudadanos –sobre todo los norteamericanos– se sintieron por primera vez observados y amenazados, y sin posibilidad alguna de respuesta. Además, que los rusos pudieran poner un ingenio mecánico en órbita significaba que tenían la capacidad para desarrollar los tan temidos misiles balísticos intercontinentales. En los albores de la guerra fría, y con las armas nucleares ya presentes sobre la mesa, los temores estaban más que justificados.

El ‘camarada viajero’ fue el primero de una serie de diez satélites rusos. Apenas un mes después, el Sputnik 2 fue el hogar del primer ser vivo que viajó al espacio. Más grande que su predecesor –cuatro metros y 508 kilos de peso– albergó en su interior a la perra ‘Laika’, que resistió en el ingenio hasta que se agotaron las reservas de oxígeno. Los soviéticos volvían a ganar la partida a los norteamericanos, que no consiguieron lanzar con éxito su primer satélite, el Explorer-1 hasta el 31 de enero de 1958.

Los soviéticos suman y siguen

Se suele decir que quien da primero, da dos veces. Pero los soviéticos no abandonaron la delantera en esos primeros años de la carrera espacial. Además del primer ‘Sputnik’ y de la perrita ‘Laika’, los estadounidenses se llevaron un revés aún mayor. El 12 de abril de 1961, Yuri Gagarin despegaba del cosmódromo de Baikonour, en Kazajstán, para convertirse en el primer ser humano en orbitar alrededor de la Tierra. Tras semejante herida en su orgullo, a los ‘yankees’ sólo les quedaba un objetivo a conseguir antes que lo hicieran los soviéticos: la Luna. El 12 de septiembre de 1962, el presidente Kennedy aseguró que antes de que acabase esa década, los norteamericanos conseguirían poner el pie en nuestro satélite. Algo que lograron en aquél 20 de julio de 1969.

La llegada del hombre a la Luna supuso el fin de la carrera espacial entendida como tal. Desde 1972, el año de la última misión al satélite (Apolo XVII), las sondas han sido las verdaderas protagonistas de la exploración espacial. El ser humano se ha limitado a hacer lo que hizo en su día el Sputnik hace hoy cincuenta años: dar vueltas alrededor de la Tierra.