EMPLEO

El paro juvenil, un listado de fracasos

Contratos temporales y una formación que no se ajusta al mercado es lo que deja en Cádiz las medidas de fomento del empleo joven

elena martos
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El paro juvenil es el único parámetro que empaña los magníficos números de la macroeconomía, esa que todavía no le llega al pelo al ciudadano de a pie que no ve motivos para tanto optimismo. El déficit se reduce, crece el PIB, se crean puestos de trabajo, España se convierte en la locomotora de Europa, pero el paro en menores de treinta no baja del 50%. Y llega hasta el 62% en el caso de Andalucía. Lo reconocía el pasado martes el consejero de Economía, José Sánchez Maldonado, que presenta un nuevo plan de choque basado en prácticas en empresa con un contrato de seis meses y, lo más llamativo, formación.

La Junta vuelve a hablar de cursos tras cuatro años sin convocatoria alguna y un cambio de competencias frustrado.

Ya antes lo había intentado con programas como el Bono Joven, la beca de segunda oportunidad, el Plan Motiva o el Emple@25+, que solo han servido para crear empleo temporal mientras ha habido financiación pública.

La primera medida de la Consejería tras la constitución del Gobierno andaluz ha sido esta nueva iniciativa que se aplica de manera general sin tener encuentra una vez más rasgos ni necesidades de cada territorio. Y vaya si Cádiz tiene particularidades, empezando por una tasa de desempleo general que está siete puntos por encima del resto.

Crear puestos de trabajo, sea para un empleado joven o veterano, ya no es una cuestión de rebajas o bonificaciones, sino de necesidad de las empresas. El presidente de la patronal gaditana, Javier Sánchez Rojas, pone el acento en el décifit de sociedades en la provincia, cuyo tejido está formado en su mayor parte por micropymes de cero a dos trabajadores. «El paro juvenil es un tema global que no se puede paliar con medidas parciales, otra cosa es que se trabaje en vías como la formación o que haya algún tipo de bajada en las cotizaciones. Eso puede ayudar durante el tiempo que están vigentes, pero el problema va mucho más allá», señala.

Sánchez Rojas considera que quizá no sería necesaria ninguna ayuda si realmente existiera una demanda de personal. «La mejor medida para crear empleo es crear primero empresas que contraten. Necesitamos 300 de más de 50 trabajadores y otras 50 de más de 300». Esa es la carencia de nuestro tejido empresarial y el responsable de la CEC se muestra convencido de que «puedes ir con una rebaja en la cotización, con un bono que haga más barato contratar al empleado, pero si el empresario no tiene necesidad, no va a contar con él». Y cuando le sea necesario, «elegirá más en función del perfil que de los beneficios fiscales o económicos».

Los datos vienen a reforzar esa opinión de Javier Sánchez Rojas. Desde 2007 las oficinas del antiguo Inem han visto crecer hasta un 33% el número de demandantes menores de 25 años. Hoy suman casi 20.000, según el último registro que ha dado a conocer el Ministerio de Empleo, correspodiente al mes de junio. La Encuesta de Población Activa (EPA), que publica trimestralmente el INE también da muestras de esta escalada del paro entre los jóvenes y eleva la tasa hasta el 62% en toda la comunidad.

Los jóvenes empresarios plantean la misma situación: «si no hay continuidad de la actividad empresarial y crecimiento no puede haber continuidad del contrato», señala Jesús Belgrano, que ha sido recientemente elegido presidente de AJE Cádiz. Además de incentivar la contratación con rebajas o programas de prácticas remuneradas, propone favorecer el acceso al crédito para generar esa demanda.

El portavoz de los jóvenes empresarios pide adecuar la formación a las necesidades del mercado labora, porque ese es también otro escollo, la mano de obra no siempre cumple con el perfil que se busca. Y finalmente, llega a ver también como una salida viable el autoempleo, la posibilidad de crear un negocio propio, aunque para eso la experiencia resulta imprescindible.

El desempleo juvenil es también un problema con un fondo profundo para las organizaciones sindicales, que ven insuficiente este último plan, especialmente en Cádiz, donde el mercado ofrece tan pocas opciones. Francisco Fernández Lucas, secretario de Empleo de Comisiones Obreras en la provincia lamenta que «se haya perdido una oportunidad de crear una mesa consultiva en la que también se encuentren los agentes sociales», los que están en contacto a diario con la realidad de la calle.

Fernández Lucas propone que las medidas que se planteen «no vayan solo a formar por formar y se identifiquen las necesidades en cada territorio», porque no reclama lo mismo el mercado de trabajo sevillano que el gaditano o el malagueño. También echa de menos esa «ambición» en los planes que presenta la Junta, que va a contratos en prácticas por seis meses y luego nada más.

Menos crítico se muestra Israel Pérez, secretario de Relaciones Laborales y Empleo de UGT Cádiz, que valora cualquier iniciativa que fomente el empleo entre los jóvenes. Sin embargo, pide ir más allá de las simples prácticas y, sobre todo, «un mayor control, porque ya el año pasado hubo problemas con iniciativas como las que gestionaban los ayuntamientos». Explica que no hubo una planificación y se produjeron situaciones como la de trabajadores que no tenían ninguna ocupación o se les asignaban labores que no correspondían al puesto de trabajo.

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