Consejos
En qué debo fijarme para llevarme el mejor tomate frito a casa
Es importante, al mirar la etiqueta del producto, fijarse en los ingredientes en vez de la tabla de composición nutricional
El tomate frito es un alimento que tenemos totalmente integrado en nuestra dieta. Lo tomamos con asiduidad, utilizándolo como complemento para pastas, carnes y guisos. Al ir al supermercado, las opciones son muy diversas: encontramos desde las variedades de esta salsa más simples hasta aquellas que anuncian ser «caseros». Pero, ¿son todos estos tomates iguales? La dietista nutricionista Adriana Oroz , de la clínica Alimmenta, responde a todas estas cuestiones que nos ayudarán a elegir lo mejor para nuestra alimentación.
«Una vez en el supermercado, no debemos mirar la tabla de composición nutricional, sino en la lista de ingredientes del tomate frito que vamos a comprar», explica la profesional. Señala la importancia del orden en el que aparecen los ingredientes en la etiqueta del producto. «Es importante decantarse por la salsa que tenga un mayor contenido o porcentaje de tomate como primer ingrediente , seguido del aceite de oliva, mejor que el de girasol, y la sal como aditivo. Esta última en pequeña cantidad», apunta la nutricionista y también reitera que lo ideal es que el tomate frito que compremos estuviera elaborado tan solo con estos tres ingredientes.
Sin embargo, Adriana Oroz explica que también se pueden encontrar variedades de tomate frito que «no resultan tan mala opción». «Hay salsas de tomate frito que pueden tener cierta cantidad de azúcar entre sus ingredientes, ya que el azúcar ayuda a neutralizar la acidez del tomate», comenta y prosigue: «No sería una opción "tan mala", siempre y cuando e l azúcar este entre sus últimos ingredientes , para que así la proporción de azúcar sea mínima». En caso en el que sí recomienda evitar el consumo de la salsa es cuando el azúcar esta en los primeros puestos de esa lista de ingredientes, dejando atrás el aceite de oliva o la sal. «También, se deberían evitar aquellas que puedan tener, además de azúcar en su composición, algún almidón o grasa vegetal», dice.
A la hora de ir a comprar, es importante no dejarnos llevar por lo primero que vemos. El «packaging» del producto puede llevarnos a equívocos, como puede ser en el caso de los tomates frito que afirman ser «caseros» o «artesanos» . Hay que tener cuidado con las declaraciones nutricionales. «Que sea artesano no asegura que sea saludable, únicamente indica cómo se ha elaborado y no con qué, que es lo verdaderamente importante. Puede ser muy casero, pero contener aceite de peor calidad o contener mucha cantidad de azúcar», comenta.
Otra opción con la que contamos es elaborar nuestro propio tomate en casa. «Esto siempre resulta un hábito más saludable y práctico », apunta Ariadna Oroz. La nutricionista nos da dos opciones para hacer nuestro propio tomate frit o . Por un lado, podemos optar por tomar una salsa de tomate natural, que podemos utilizar por ejemplo en tostadas. Para ello lo que hay que hacer es triturar tomate fresco –con o sin piel– y condimentarlo con ajo en polvo, albahaca u orégano fresca, aceite y sal.
Si lo que queremos es una salsa de tomate cocinada, debemos seguir los siguientes pasos :
- Lavar y secar los tomates.
- Poner en una cazuela verduras como cebolla, pimiento y zanahoria para sofreír con ajo y aceite de oliva.
- Posteriormente añadir el tomate y dejar que se haga todo a fuego lento .
- Una vez este hecho, triturarlo hasta que quede una salsa homogénea.
- Condimentar con sal y especias que suavicen su sabor (hierbas provenzales, orégano…).
Es importante saber que, aunque lo denominemos tomate frito, este no es el proceso al que se somete el producto. El tomate se cocina o sofríe previamente con verduras utilizando cierta cantidad de aceite. «Si se modera la ración de aceite, pude resultar una salsa muy saludable y ligera », concluye Adriana Oroz.
