«Hubo gente que toleró la corrupción a cambio de que les pagaran una feria»

Diez años después de que la ciudad de Marbella saltase de las páginas de sociedad a las de tribunales, los dos inspectores que capitanearon la «operación Malaya», José M. Rando y Marcos Romarís, conceden su primera entrevista a un medio de comunicación. Un encuentro con ABC en el que analizan, sin obviar ninguna pregunta, un caso sin precedentes que supuso la primera gran actuación policial contra la corrupción política en España y que desembocó en un hecho excepcional: la disolución de un Ayuntamiento.

Durante la entrevista, Romarís recuerda que la investigación arrancó «después de la bronca que Julián Muñoz y Jesús Gil tienen en el programa de televisión Salsa Rosa. Un día después de la emisión de este programa, la Fiscalía pidió que comenzáramos a investigar.

Esta línea no llegó a nada porque propusimos que, o entrábamos a saco, o era inviable». Sin embargo, fue el punto de partida de una larga instrucción que acabó con el saqueo del Ayuntamiento de Marbella.

Su compañero, José M. Rando considera que después de «Malaya» la percepción de la sociedad sobre la corrupción «ha cambiado brutalmente». Considera que «la corrupción no es intrínseca a Marbella, como posteriormente se ha visto en otras zonas del país, pero había gente que la toleraba porque le pusieran unas farolas de diseño o le pagaran una feria. En determinados sitios se aplicó, a mi juicio, una forma populista de gobernar que ofrecía el oro y el moro de la noche a la mañana. El beneficio rápido».

Los agentes que lideraron la investigación desmontan falsos mitos como que no les hubieran dejado investigar a la Junta de Andalucía o que mantengan oculto al exconcejal andalucista Carlos Fernández, que se fugó cuando se produjeron las primeras detenciones. «Es mentira que nos marcháramos porque no nos dejaran investigar a la Junta. Nadie, absolutamente nadie, de mis superiores nos impidió investigar nada», aclara Rando.