HISTORIA

El exilio temporal del marqués de Larios

La figura del noble malagueño abandonó este pasado martes su ubicación habitual en la Alameda Principal por las obras de peatonalización

El pedestal del marqués de Larios tras la retirada de la estatua del noble malagueño F. SILVA

J.J. Madueño

Ni siquiera había amanecido cuando los operarios lo bajaron de su pedestal al final de la Alameda Principal de Málaga. El marqués de Larios fue retirado por las obras de peatonalización de la vía. Eran las 6.00 horas de la madrugada. La figura que ha presidido esta zona de la ciudad en los últimos tiempos descendía para pasar un exilio temporal. La céntrica plaza malagueña entre el puerto y el casco histórico queda huérfana de su habitante más insigne, hasta que se acaben las obras.

El desmontaje obedece a las exigencias de la segunda fase de la remodelación de la Alameda, que conlleva una rehabilitación de este conjunto escultórico de Mariano Benlliure de 1899. El nuevo proyecto pretende eliminar la rotonda de tráfico donde está instalada la estatua de bronce. En su regreso, el aristócrata tendrá otra ubicación, que estará integrada en la zona peatonal de acceso a Larios. Será en el centro de una zona ajardinada que resalte la figura de Manuel Domingo Larios, segundo marqués de Larios.

En 1895 la ciudad decidió, a instancia del entonces alcalde, Ramón María Pérez, hacerle un homenaje por su aportación a la sociedad de la época. Se encargó una obra de en mármol y bronce . Con la estatua central de aristócrata, cuatro figuras femeninas y dos alegorías: una de la caridad y la otra del trabajo. El resultado final fue colocado al final de la Alameda, donde el propio marqués podía verse desde su casa. Y allí estuvo hasta 1931.

Destierro submarino

Con la proclamación de la Segunda República esta noble obra fue foco de la ira de los exaltados. Derribada y arrastra por las calles de Málaga, acabó bajo las aguas del Puerto de Málaga . En su lugar y presidiendo la calle, desde ese momento, llamada 14 de abril, se colocó a la Alegoría del Trabajo. Desterrado bajo las aguas de Málaga pasó los años más convulsos de la historia reciente de España.

Pero tras acabar la Guerra Civil, la escultura fue recuperada de la dársena donde se encontraba y restituida en su lugar original. El propio Mariano Benlliure restauró los daños causados por turba y volvió a lucir en un lugar de honor. La Alegoría del Trabajo, que es un obrero con un pico, regresó a la parte baja del conjunto, junto a los pies de noble malagueño, junto a la otra alegoría. Y ahí ha permanecido hasta este pasado martes, cuando las obras de peatonalización lo han vuelto exiliar hasta que pueda regresar a su calle.

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