Protesta de los alumnos, profesores y trabajadores de las escuelas de hostelería de Málaga / Francis Silva
Protesta de los alumnos, profesores y trabajadores de las escuelas de hostelería de Málaga / Francis Silva
Educación

Las escuelas de hostelería toman las calles contra Susana Díaz

Más de medio millar de personas acuden a una protesta previa a una «gran manifestación»

Málaga Actualizado: Guardar
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«Nos cierran las aulas porque no son capaces de controlar a los chorizos». El arquitecto Salvador Moreno Peralta hizo suyas las palabras más duras en el grito unánime que la provincia de Málaga lanzó este lunes para exigir a la Junta de Andalucía la reapertura La Cónsula, La Fonda y el CIOMijas, las tres escuelas de hostelería cuyo problemático proceso de integración en el Servicio Andaluz de Empleo (SAE) ha derivado en la suspensión de las clases.

Acompañados por reconocidos cocineros, representantes de la sociedad civil y dirigentes de todos los partidos excepto el PSOE, alumnos, profesores y trabajadores —algunos de los cuales llevan 17 meses si cobrar— se concentraron en la céntrica Plaza de la Constitución en un acto que tuvo un excesivo protagonismo político y donde el que parlamentarios regionales como Félix Gil (Podemos) y el líder del PP-A, Juanma Moreno, escucharon algún reproche de los asistentes.

Fue el momento en el que los damnificados en esta polémica subieron al escenario portando sus pancartas reivindicativas, cuando se produjo un aplauso cerrado mientras se escuchaban consignas como «¡Pon los pagos al día, Susana Díaz!» o «¡No se quiere, sí se puede!».

María Ángeles, tía de una alumna de primer curso de La Cónsula, ataviada con una camiseta con el logo de apoyo a las escuelas de hostelería —«sentimos vuestro calor»—  que viralizó en las redes Antonio Banderas, explicaba que su sobrina «estaba muy ilusionada después de haber conseguido una plaza», e incluso se apuntó a una escuela de inglés «porque le exigen idiomas, pero ahora «estamos muy decepcionados».

Los chefs con Estrella Michelín Dani García, José Carlos García y Diego Gallegos posaban en una muestra de solidaridad con los estudiantes y profesores, al mismo tiempo que en las proximidades se podía ver a un chaval que portaba una pancarta en la que se leía: «Mi papa no cobra, trabaja en La Cónsula. Susana no paga».

El cierre de los tres centros es «la demolición de una idea en la que todos pusimos el alma», reprochó Moreno Peralta, arquitecto del centro de formación mijeño. «Demasiada región para tan poco Gobierno», afirmó este profesional, quien sospecha que detrás de la decisión de la Junta se encuentra el miedo a que haya cursos de formación que puedan ser fiscalizados «por la Cámara de Cuentas o una solitaria juez».

Mientras se recogían firmas entre el algo más de medio millar de personas que acudió a la protesta —las expectativas eran mayores—, y se anunciaba «una gran manifestación» para el 1 de febrero, los alumnos y profesores agradecieron el apoyo recibido —«sentimos vuestro calor»— y expresaron su deseo de que «esto sirva para algo».

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