CIENCIA

Científicas de la Universidad de Granada descubren cómo funciona el cerebro de la mujer en la semana antes de la regla

El estudio, pionero en su campo, señala una «flexibilidad cognitiva» mayor, es decir, la capacidad para pensar y tomar decisiones de forma simultánea, entre la fase de ovulación y la menstrual

El ciclo menstrual, un factor decisivo en el funcionamiento del cerebro femenino según científicas de la UGR ABC

Álvaro Holgado

El campo de la salud es uno de las áreas científicas donde el sesgo de género más se ha pasado por alto en la historia. Existen numerosos ejemplos de cómo la salud de las mujeres se ha visto condicionada por la ausencia de estudios específicos en su mayoría hechos por hombres.

Con ese enfoque, científicas de la Universidad de Granada han llevado a cabo un estudio pionero en el campo de la psicología, teniendo en cuenta la influencia de las hormonas sexuales a la hora de elaborar el resultado. El objetivo principal: discernir cuál es la respuesta a los estímulos que nos rodean y cómo pueden variar en hombres y mujeres.

Elementos que apenas se habían puesto sobre la mesa como la fase menstrual, ovulatoria o lútea del ciclo y el uso de anticonceptivos de base hormonal han sido centrales y dado unos resultados notorios en cuanto a la diferenciación y, por tanto, datos para un mejor tratamiento en caso de cualquier problema de salud.

El más relevante apunta a una mayor flexibilidad cognitiva en las mujeres durante la fase lútea del ciclo menstrual (la que se da entre la ovulación y la siguiente menstruación). En resumen: la capacidad de toma de decisiones y la habilidad para manejar una multiplicidad de conceptos durante esta etapa hormonal es mucho mayor.

La investigación, desarrollada por las profesoras de l Departamento de Psicología Experimental María Alejandra Marful Quiroga y Daniela Paolieri, así como por el profesor del Departamento de Psicobiología Antonio Bernal Benítez, abarca eso sí un campo incluso mayor.

Las evidencias del estudio plasman una relación compleja entre el procesamiento global-local de la información, es decir, de la visión conceptual amplia frente a la del detalle , y las hormonas sexuales no solo en las mujeres, sino también en los hombres.

A propósito de esto, las propias autoras describen lo que consideran como una prueba de la invisibilización de la mujer en este tipo de estudios históricamente. «A lo largo de la historia se han utilizado las diferencias sexuales desde un punto de vista androcéntrico para justificar falsas ideas preexistentes sobre diferencias intrínsecas en las capacidades cognitivas de las mujeres y de los hombres , y obviando la capacidad plástica del cerebro, que permite entrenarlos y mejorar nuestras capacidades» inciden.

Un experimento con perspectiva de género

Los resultados se han logrado gracias a un experimento en el que se contó tanto con mujeres como con hombres, atendiendo a cada una de sus características hormonales . Un hecho un tanto extraño, pues la norma hasta el momento ha sido otra, tal y como explica la profesora de la UGR Daniela Paolieri.

«Durante mucho tiempo la carencia de mujeres se ha puesto especialmente de manifiesto en la investigación psicológica, pero sobre todo en procesos cognitivos , donde la mayoría de estudios no han diferenciado entre sexos ni estudiado el papel de los cambios hormonales en el caso de las mujeres» insiste. En definitiva, los resultados anteriores podían ser solo orientativos e incluso, a tenor de lo descrito, también provocarían el error en el diagnóstico masculino.

En este caso, se presentaron en el experimento para su identificación figuras grandes (estímulo global) formadas por otras figuras más pequeñas (estímulo local). Así, podía aparecer un rectángulo o cuadrado grande compuesto por rectángulos o cuadrados pequeños y se pedía al grupo de participantes que identificasen la figura global o la figura local .

La demanda de la tarea podía ser menor (y la persona debía identificar siempre la dimensión global o la local) o mayor (identificar estímulos locales y globales de forma alterna). El resultado, la necesidad sí o sí de una mayor grado de flexibilidad cognitiva para resolverlo.

Esta diferencia, resumen las investigadoras, provoca un giro total «en diferentes ámbitos donde las mujeres han estado ausentes de los ensayos clínicos y preclínicos , asumiendo que los resultados de los estudios con hombres eran extrapolables a ellas» y abren un camino inexplorado, aún en pleno siglo XXI.

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