¿Y ahora, qué?

Aún tengo bastante fresca la enorme bronca , la sideral reprimenda, que me pegó el fallecido y recordado Andrés Ocaña cuando leyó un artículo del que este firma al hilo de la firma del convenio que dio origen a la visita nocturna de la Mezquita-Catedral . Primero telefónicamente y luego de manera presencial, el entonces hombre fuerte de Rosa Aguilar me dijo de todo menos bonito por escribir que la curia había hecho un gran negocio que es, precisamente, l o que IU va diciendo del acuerdo de colaboración rubricado por la alcaldesa, Isabel Ambrosio, con el Cabildo .

El caso es que la doña de Capitulares , que se ha pasado el mandato viendo cómo sus socios de coalición hacían de su capa un sayo, lleva un tiempo taconeando por la planta noble . Se sostiene en su entorno, con toda la razón, que es la alcaldesa y que por ello no tiene que dar cuentas a sus subordinados políticos . Esta vez, Isabel Ambrosio ha tocado fibra sensible al pactar un acuerdo -¡con los curas! - que es tan beneficioso para la curia como razonable para la oferta turística. Seamos sensatos: la visita nocturna lleva muchos años siendo una r esponsabilidad directa del Cabildo y ha funcionado con solvencia para el objetivo con el que se creó. El Ayuntamiento no es «ticketmaster » y la Mezquita es la fábrica sin humo más productiva para la economía cordobesa.

En condiciones normales, el comunicado brutal que lanzó IU para desmarcarse del acuerdo vendría de la mano de una a menaza de ruptura cuando no del divorcio mismo. Reconocer que el gobierno municipal ha tomado una medida turística sin el concurso del teniente de alcalde de Turism o daría para entregar la carta de dimisión en ese mismo momento. En el caso de IU y Ganemos , se puede seguir apelando a esa reclamación de la titularidad del monumento que tien e nulas posibilidades de prosperar . Ganas de enredar.

Y me da que el PSOE les ha visto el juego a los socios . Prefieren estar dentro a estar fuera porque dentro es donde funciona el aire acondicionado y se está fresquito. Demasiados intereses creados. Los socialistas saben, además, que cualquier medida de fuerza no llevaría a entregar la Alcaldía al Partido Popular porque eso sería pegarse el mayor tiro en el pie que se conoció en la izquierda verdadera. Por eso van a tener que tragar con un pacto que es sensato cuando se habla entre personas mayores pero que pisa el cable de alta tensión de la «gauche divine»: reconoce la propiedad eclesiástica -dice el texto- «de la Catedral de Córdoba, antigua Mezquita ». Encima, cachondeo.

Pedro García y Ganemos , porque ahora están juntos, tienen dos opciones llegados a este momento: capitular para seguir con el rollo de los despachos o una ruptura estratégica para tomar distancias presentándose a las elecciones algo más libres de ataduras. El momento, me temo, es éste.