María Adánez y José Manuel Poga, en una escena de «Insolación»
María Adánez y José Manuel Poga, en una escena de «Insolación» - ABC
ESTRENO

La transgresión de Emilia Pardo Bazán, en el Gran Teatro de Córdoba

María Adánez interpreta «Insolación», adaptación de la historia de una marquesa viuda que toma las riendas de su vida

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Cuando salió a la luz la obra que este sábado llega al Gran Teatro de Córdoba (21.00 horas) no se ahorraron calificativos: «escandalosa», «pornográfica». Así se recibió a finales del siglo XIX a «Insolación», una novela de Emilia Pardo Bazán que es una historia de amor, pero, sobre todo, una contundente defensa del derecho a elegir de las mujeres y de la capacidad de pensar y decidir por su cuenta.

La adaptación teatral del controvertido texto de la autora coruñesa llega de la mano de Pedro Víllora, que ha realizado una brillante y ajustada versión para este montaje, dirigido por Luis Luque. Encabeza el elenco María Adánez, que da vida al personaje de Francisca de Asís Taboada, marquesa viuda de Andrade, gallega como la propia autora y afincada en un Madrid de final de siglo donde el conservadurismo y las tradiciones asfixian los deseos y anhelos de una dama todavía joven y atractiva que decide, en contra de la moral sexual de su entorno, ser protagonista de su propia vida.

«Más allá de lo aceptable»

La marquesa conoce al gaditano Diego Pacheco, -interpretado por José Manuel Poga- de buena familia, más joven que ella, retrechero y con fama de conquistador. Rendida a la pasión, se deja requebrar por él más allá de lo aceptable en el ambiente que la rodea. Sus ansias de libertad, el deseo, la llevan no sólo a entregarse sin miedo al placer, sino incluso a capitanear la relación. El tercer vértice del triángulo que forman los personajes principales recae en Gabriel Pardo -al que da vida Chema León-, hombre culto y reflexivo, que aspira a obtener en el futuro la mano de la marquesa y, aunque educado y progresista, sorprendido por la rapidez con la que ésta decide defender un gran cambio en su vida.

María Adánez, protagonista de esa heroína postromántica que es la marquesa, defiende la importancia de la educación en la lucha por la igualdad entre mujeres y hombres, una labor que emprendió en su día de forma rotunda Emilia Pardo Bazán, logrando hacerse un hueco en un mundo de hombres. «Es la única mujer de la historia -destaca- que tuvo un puesto en el Ateneo, no la dejaron entrar en la RAE, y fue una de las instigadoras de la educación pública junto a Giner de los Ríos. Seguramente hoy su obra sería más valorada y reconocida si hubiera sido un hombre».

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