Inmaculada Calero, junto a familiares y amigos en el Atomium de Bruselas
Inmaculada Calero, junto a familiares y amigos en el Atomium de Bruselas - I. C.
TERRORISMO YIHADISTA

«No podemos estar siempre así»

Una cordobesa afincada en Bruselas relata cómo convive con la amenaza terrorista

CÓRDOBA Actualizado: Guardar
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INMACULADA Calero estuvo este lunes haciendo «jogging» por la zona de Schuman de Bruselas, donde se encuentran las sedes de algunas instituciones, y lo que vio le pareció más próximo a la situación habitual hasta los atentados de París que al despliegue de policías o militares posterior a los ataques en la capital francesa. «Había dos soldados en la puerta de cada uno de los edificios oficiales, nada más», asegura esta cordobesa de cuarenta y dos años que reside en la capital belga desde hace quince meses con sus dos hijos en edad escolar y con su marido, un funcionario destinado desde entonces en la Unión Europea.

«Nosotros vivimos la zona de las instituciones europeas al lado del parque del Cincuentenario. Es una zona bastante acomodada y donde se combina mucha gente extranjera que viene a trabajar al Parlamento o a la Comisión y familias de clase media-alta de Bruselas», afirma esta filóloga.

«Realmente, la gente por la calle se ve tranquila, sigue habiendo clientes en los comercios y los bares y lo único que si se comenta es que realmente el Gobierno no tiene controlada la situación. Que durante muchos años no han hecho caso al barrio en el que viven los musulmanes porque no se metían con nadie y han permitido que se cree esa bolsa de radicales. Al parecer, la tasa de paro de esa zona es del 30 por ciento y la del resto del país muy inferior», agrega.

«La situación actual es caótica»

La opinión de Calero es que «la situación actual es caótica, pero sobre todo para los que venimos de fuera porque, los belgas, si no pueden ir al trabajo, no van y punto», resalta, para añadir que «a todo el mundo le inquieta realmente que no sepa a quién y a cuántos están buscando, qué tipo de armas llevan o cuál es su objetivo y la respuesta del Gobierno sea que como no tienen efectivos para proteger las escuelas y el metro, pues los cierran y así no pasa nada». Calero estaba ayer a la espera de que una reunión del Gobierno decidiera si prorrogaba la suspensión de las clases. «Mis hijos tienen ya edad para entender perfectamente qué está pasando. Ven las noticias con nosotros y están al día. A uno de ellos, el otro día un profesor les enseñó qué hacer en caso de ataque terrorista y venía alucinado», recuerda.

«Cruzarse a diario con policías con metralletas siempre es desagradable»

La impresión de esta cordobesa es que «la gente tiene miedo, por supuesto, porque el numero de detenciones está siendo muy alto. Cruzarse a diario por la calle con policías con metralletas siempre es desagradable y yo personalmente tengo miedo de las avalanchas. Mis hijos van al colegio en tranvía, que aquí va en algunos tramos bajo suelo, y temo que por una falsa alarma se vean involucrados en un lío», explica quien la la semana pasada llevó a sus vástagos a clase en coche «para evitar en la medida de lo posible esta situación». «Pero no podemos estar así siempre», dice.

Inmaculada lamenta que se ha generado cierto alarmismo. «Mi marido me comenta que [las instituciones] se han dedicado a crear más miedo al decir a la gente que estamos en ataque inminente, cuando en realidad es que el nivel 4 se llama así incluso cuando no tienen certeza de que pase».

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