PERFIL

Juan Pablo Durán, máster en optimización de derrotas electorales

El presidente del Parlamento puso al partido sobre todo cuando estuvo al frente del PSOE cordobés

Juan Pablo Durán, en las primarias de su partido ROLDÁN SERRANO

LUIS MIRANDA

¿Cómo se vende una derrota en las urnas ? Los políticos que aparecen al final de una jornada electoral para explicar cómo encajan el resultado no tienen a mano aquel recurso de José Mourinho , que a veces mandaba a su segundo, Aitor Karanka, para que diese la cara por un marcador poco grato, pero a cambio sí tienen la capacidad de dar la vuelta a los números para que parezca que ganaron cuando perdieron.

Juan Pablo Durán Sánchez (Córdoba, 1964) tuvo que enfrentarse varias veces a los micrófonos para explicar sangrías de votos, pero nadie le hizo pagar por ello. Sin una trayectoria profesional brillante que se le conociera de antes, fue entre 2000 y 2004 secretario de Administración del PSOE de Córdoba, y más tarde secretario de Organización, hasta que desembocó en la Secretaría General en 2008 sin intuir que le podía esperar una travesía de túneles con pocos momentos de luz. De ella salió adelante sin chocar con nada, aunque no le falta en el currículum la mancha de la multa del Banco de España por la mala gestión de Cajasur , en cuyo consejo de administración se sentaba.

El inmenso poder de la Junta de Andalucía recae de manera formal en los delegados de cada territorio, pero son los secretarios provinciales quienes ponen y quitan, fieles a una tradición patrimonialista del poder que Durán aplicó sin dudas y que extendió a los cargos electos. Así que primero intentó, sin conseguirlo, destituir a Isabel Ambrosio como delegada del Gobierno autonómico, pero lo consiguió con Francisco García , responsable de Obras Públicas y un político con un aura de intachable profesionalidad entre los suyos y los ajenos.

Durán, con Pedro Sánchez, en una visita a los Patios de Córdoba-VALERIO MERINO

También se salió con la suya al reclamar el acta de concejal a Rafael Blanco y a otros concejales del Ayuntamiento de Córdoba contra su voluntad. Cuando se le preguntó si eso no era contrariar a los ciudadanos que los habían elegido con sus votos, Durán dijo que esa visión, consagrada por la Constitución, era «conservadora». Los cargos pertenecían al partido. Su estilo fue contundente y a ratos agresivo. Le gustaba referirse a sus rivales políticos por otros nombres (a Javier Arenas le llamaba «Bocanegra» , su segundo apellido) y su defensa de los suyos pasaba de la demagogia al exceso cuando defendió a la alcaldesa de Peñarroya de los casos de corrupción que la cercaban manchando de sangre al PP: «La derecha ni hace prisioneros, ni deja heridos. Sólo saben matar en las cunetas, que es donde siempre nos han dejado a los socialistas».

Para ese entonces empezaba ya su camino de derrotas . Se había propuesto a sí mismo como candidato a la Alcaldía de Córdoba , que el PSOE había dejado por imposible desde los años 80, y cosechó los peores resultados históricos: menos de 20.000 votos , cuatro concejales y la pérdida de la Diputación que, decían, aspiraba a presidir. Ese mismo 2011 todavía tuvo que enfrentarse a una debacle en las elecciones generales, en que el PP le superó, y que llegó después de un duro enfrentamiento con Carmen Calvo , que se negó a seguir yendo en las listas si en ellas figuraba Rosa Aguilar , como así pasó. Luego llegaría otra derrota, esta en las autonómicas, que no supo a tal por el pacto con Izquierda Unida para mantener el Gobierno.

Su momento más agresivo lo tuvo al acusar a la derecha de «matar a socialistas en las cunetas»

No había cifras que le dieran la razón, pero su poder seguía tan intacto como para seguir protegiendo a su hermana Inmaculada , que pasaba de concejal en el Ayuntamiento a directora general de la Junta, aunque ya antes venía de ser diputada. La tregua le llegó en 2015, cuando se colocó en las listas al Parlamento de Andalucía y terminó presidiéndolo cuando casi nadie lo esperaba. Contra pronóstico también sería que Isabel Ambrosio, a quien había querido retirar por la fuerza, se convirtiera en alcaldesa de Córdoba con siete concejales después de que la aritmética tras las elecciones hiciera posible el pacto con Ganemos e Izquierda Unida.

¿Tuvo un retiro dorado en el Parlamento? Ni lo tuvo ni lo quiso, porque incluso con este puesto hizo campaña por su partido sin cortarse, y tuvo también que comerse la derrota en las elecciones de junio de 2016, cuando en diciembre de 2015 habían superado al PP. En octubre dejó el puesto de secretario general pero no quita la vista de las agrupaciones, porque anda intentando colocar a su gente para seguir controlando el partido en la ciudad. La marejada que le ha remojado en esta semana pone en evidencia que no ha cambiado su visión patrimonialista del ejercicio del poder.

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