Festival

Una jornada de primavera para conocer las «esculturas» de Flora en Córdoba

Cientos de personas visitaron las instalaciones durante el día de San Rafael

Público asistente a la instalación de Flora en el Palacio de Viana Álvaro Carmona

R. V. M.

El de ayer fue un buen día para conocer Flora , el festival internacional en el que el arte y la botánica se dan la mano. El día festivo para los cordobeses y el inicio del fin de semana, o casi, para los foráneos, junto con una temperatura agradable en un día primaveral, hicieron que cientos de personas se acercaran a alguna de las seis instalaciones que el certamen tiene repartidas por toda la ciudad. Y eso que en algunas incluso había que hacer cola para conocer las obras de arte que han montado en Córdoba, de forma efímera, artistas nacionales e internacionales.

Ese fue el caso de la creación que ha montado en la Diputación Provincial de Córdoba el florista francés Thierry Boutemy, que desde media mañana hasta bien entrada la tarde acumuló colas de varias decenas de personas que esperaban pacientemente entre 10 y 15 minutos para realizar una visita que, en el mejor de los casos, duraba cinco. Y es que la instalación del artista galo es quizás la más singular y no puede apreciarse desde fuera. Es un cajón que, a primera vista, parece un híbrido entre un fotomatón y un portal de Belén. «Para esta tontería no hacía falta hacer cola» , decía un cordobés nada más salir del reducido espacio. «A mí sí que me ha gustado, es algo extraño pero sí me ha gustado», repetía una joven que visitó la instalación en un grupo familiar. Desde luego, no dejaba a nadie indiferente.

Lo que se ve en la Diputación Provincial de Córdoba es el montaje titulado «Constelación» , una de las creaciones más personales de Boutemy a lo largo de su carrera. Apenas hay flores, como ya ha podido constatarse en casi todas las obras de esta edición de Flora , pero huele como si las hubiera. En el exterior de la construcción -dentro apenas caben a la vez unas diez personas apretadas, de ahí que se formen las colas-, una joven guía explica el sentido de las pequeñas flores redondas que parecen madroños secos, pero no lo son.

La vegetación en «Constelación» se compone de hierbas, raíces, bulbos, colchicum y clemátide, con un cuerpo compuesto de liquen y en una especie de levitación o de flotación en un cosmos vegetal. La música está ahí para darle el misterio de un universo errante, en viaje.

El camarero de un bar cercano, que conoce bien la instalación y vio pasar durante el día a cientos de personas, asegura que lo que más le llamó la atención fueron los bulbos. « Es una cosa muy curiosa y extraña. No se lo que quiere decir con esto, son cosas de artistas. Hay bulbos, pero los bulbos no se abren y no florecen si no les da la luz del sol». Y en la caja negra no entra nunca un rayo de sol.

Palacio de Viana

El Palacio de Viana también fue un espacio muy visitado ayer dentro del festival Flora a lo largo de todo el día. Allí se encuentra la instalación «Campo estático» , del colectivo tailandés de artistas florales PHKA .Es una estructura metálica de la que cuelgan cuerdas con cientos de nudos hechos a mano, y en cada uno de ellos una flor. «En lugar de contar una historia sobre el viaje de la humanidad, se propone una narración de la vida y el recorrido de las flores cortadas», afirma este grupo de artistas asiáticos.

El problema en Viana no son las cosas; el Palacio y sus jardines son lo bastante grandes como para acoger a cientos de personas a la vez. La dificultad estriba en el sitio elegido para la instalación de Flora, el Patio de la Capilla , el más umbrío y recogido de todos los que alberga esta antigua casa señorial. Tan escondido está, que resulta difícil encontrar la instalación de Flora, aunque al final se llega. Ayer se escuchaban turistas preguntando si «por aquí se va a lo de Flora». En el Jardín, el espacio más grande y abierto de Viana, un hombre explicaba a sus compañeros de grupo, sin mucho tino, que «Flora estaba en el Patio de atrás . Lo que pasa es que esto de aquí es una cosa natural, no como lo de Orive o lo de la Diputación, que son más artificiales... O eso tengo entendido».

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