Perdonen las molestias

Los otros

Juan Espadas, al término de la jornada electoral del pasado domingo ARCHIVO
Aristóteles Moreno

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El descubrimiento que el señor Espadas hizo la noche del 19-J se parece como dos gotas de agua al que protagonizó Nicole Kidman cuando abrió la habitación de los médiums en la inquietante película de «Los otros» . No es fácil asimilar que la casa que has habitado durante años en régimen de propiedad vitalicia, de repente, pertenece a unos intrusos que recorren los pasillos por la noche y se refugian en el desván de la vetusta mansión.

Andalucía se reveló de pronto como la casa de «Los otros» . La de aquellos seres extraños que durante años la habitaban en los márgenes de la realidad como espectros que vagaban sin posibilidad alguna de existir. Y ahora, en una desconcertante fracción de segundo, descubres que el mundo rural de siempre, los barrios obreros, los bastiones invencibles, las comarcas leales de toda la vida se han teñido de azul Juanma Moreno hasta el tuétano.

Ese instante en que la señora Adriana Lastra abrió la puerta y comprendió aterrorizada que los fantasmas eran los vivos y ellos eran los muertos no debió de ser sencillo de digerir. De hecho, durante unos minutos diabólicos se resistió a admitir la realidad del resultado electoral exactamente igual que Nicole Kidman se abalanzó sobre la mesa de los médiums cuando revelaron que sus hijos apenas eran cadáveres atormentados que se negaban a abandonar aquella mansión oscura de la Isla de Jersey .

Cuando la realidad se da la vuelta como un calcetín, el cerebro humano colapsa en sus circuitos neuronales y se declara incapaz de comprender qué diablos está pasando alrededor. Y no es fácil saberlo. Hasta tal punto que el señor Espadas y compañía examinarán obsesivamente las series demoscópicas de los últimos años para intentar descifrar en qué momento «Los otros» habían dejado de ser espectros de Andalucía para traspasar la realidad y penetrarla con una intensidad que jamás habrían imaginado.

La incógnita ahora es saber si es posible regresar al mundo de los vivos o, por el contrario, están condenados a vagar durante siglos por el universo de los espíritus en la que hasta hoy creían su casa en régimen de propiedad vitalicia .

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