Ejecutiva provincial del PSOE de Córdoba, en una reunión reciente
Ejecutiva provincial del PSOE de Córdoba, en una reunión reciente - R. SERRANO
APUNTES AL MARGEN

Ángeles, sé fuerte

El PSOE pidió la dimisión del secretario local de Juventudes por el caso Guadalquivir Futuro hace más de un mes. A día de hoy, sigue en el cargo gracias a los cooperadores necesarios

CÓRDOBA Actualizado: Guardar
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El dos de octubre de 2010, las Juventudes Socialistas pidieron al PSOE que abriese un expediente disciplinario al militante Rafael Blanco, quien fue candidato a la Alcaldía y portavoz municipal. Su acto deshonroso, según la dirección provincial de la rama joven de los socialistas, fue la organización en el seno de Córdoba Ecuestre -entidad que preside- de un homenaje al rejoneador Antonio Cañero (Córdoba, 1885-1952) en Cabalcor, la feria del caballo. Entendían las Juventudes -según las declaraciones públicas de su entonces secretario provincial, Alberto Mayoral- que era impropio de un afiliado socialista propiciar un acto para realzar la figura de quien participó en la represión franquista tras el golpe de estado militar de 1936 al mando del llamado Batallón del Amanecer.

Rafael Blanco aseguró que todo era una maniobra política. Las Juventudes eran y son una agrupación directamente controlada por el secretario general Juan Pablo Durán, hoy presidente del Parlamento andaluz, y todo era una forma de sacarlo en los papeles. Blanco afirmaba que el acto realizado sobre Antonio Cañero se centraba en la vertiente exclusivamente taurina de quien fue uno de los rejoneadores más relevantes de su tiempo. En junio de 2011, meses después, la dirección del partido decidió no abrir expediente no sin antes difundir un pronunciamiento del comité de ética del PSOE andaluz en el que reprobaba la actitud de Blanco en términos morales. Conociendo algo a Rafael, imagino que no perdió el sueño ni tres minutos con la operación palaciega y burda montada para erosionar sus -ya nulas- posibilidades de repetir como candidato a las municipales de ese mismo año.

Se me ha venido a la cabeza el caso del exconcejal del Ayuntamiento de Córdoba con la actitud del PSOE a raíz de la publicación de los manejos de sus entidades afines en el barrio del Guadalquivir. El pasado 27 de octubre, la secretaria provincial de Juventudes Socialistas, la concejal de Palma del Río Ana I. Fernández, emitió un comunicado en el que reclamaba la dimisión de Cristian Menacho de la secretaría local de la rama juvenil de la organización socialista por su papel -acreditado por la Junta de Andalucía- en las mordidas a los contratos a los parados que trabajaron en las oenegés financiadas por el partido en el distrito sur de la ciudad. A todos los efectos, empleados del PSOE que usaban la acción social como una rama de agitación y propaganda política. Sobre todo, cuando llegaban las elecciones.

Ayer mismo, desde el departamento de comunicación del PSOE -a cuya responsable pido disculpas por tanto mensaje y tanta llamada- se aseguraba que Menacho sigue estando al frente de la agrupación. Para que nos entendamos, el cargo de este dirigente orgánico es una auténtica nimiedad porque tiene un puesto de chichinabo. La agrupación local de las JSA tiene cuatro militantes mal contados y se creó para dar cabida a los cachorros del duranismo, repartidos entre instituciones públicas y organizaciones afectas con edades en las que el personal se está sacando el bachillerato. Es decir, con un gesto del dirigente adecuado, todos los menachos habidos y por haber estarían en la calle en un decir amén. Eso no ha pasado. Por elevación, la dirección provincial del partido aparece como cooperadora necesaria de esta situación de rebeldía al no tomar medida disciplinaria alguna. Ni suspensión de militancia (lo mínimo que se despacha en botica), ni disolución de la agrupación, ni gaitas.

Tiene toda la gracia que un partido tildado de populista, Podemos, haya llevado a los juzgados de lo penal un tinglado que es peronista en grado superlativo. Lo que ninguno de los abogados consultados entiende es cómo el asunto no estaba ya, de oficio, bajo la supervisión togada que desde el principio le corresponde. Se dice en algunos mentideros que la volcánica presidenta de la fundación, Ángeles Muñoz, ya ha hecho saber a quien corresponde que no le toquen las palmas, que se conoce. Se imagina uno la respuesta: «Ángeles, sé fuerte». A eso se corresponde ese timorato comportamiento que no se tuvo en su día con Blanco a pesar de que el presidente de Córdoba Ecuestre nunca estuvo bajo escrutinio por tocar euro ajeno. Quizá resulte que Ángeles Muñoz pueda responder a la pregunta de si Guadalquivir Futuro es caso único o fruto de un plan organizado para meter el cazo a saco en el presupuesto. Si hay más organizaciones como la suya vivitas y coleando.

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