Cuadrilla de jornaleros en la actual campaña olivarera de Baena
Cuadrilla de jornaleros en la actual campaña olivarera de Baena - S.N.T.
Campaña de recolección

La aceituna, un fruto para el desempleo

Parados de larga duración, jóvenes o inmigrantes encuentran estos días una tabla de salvación

Córdoba Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

La recogida de la aceituna se convierte estos días en la tabla de salvación de muchas familias, que se aseguran una fuente de ingresos. Los olivaresya están llenos de aceituneros. Aunque el perfil de los protagonistas ha ido cambiando. Cada vez son menos las familias que salen cada mañana de casa para recoger la aceituna, incluso los estudiantes que aprovechan el fin de semana para sacarse un dinerillo.

Ahora las mujeres casi han desaparecido. Aunque sigue habiendo inmigrantes, hay menos que antes de la crisis y cada vez se ve a más jóvenes que han terminado sus estudios y tienen que recurrir a la aceituna para poder tener ingresos.

Manuel tiene 27 años y estudió diseño gráfico, web y producción multimedia.

Este año es su cuarta campaña y «voy porque no puedo vivir de mi profesión y para colaborar con la economía familiar». Enfatiza que «menos mal que vivo con mi familia». La primera vez que fue a la recogida de aceituna fue « a aprender otro oficio». Recuerda que le dieron una vara y «no sabes muy bien que hacer». Le enseñaron. «Tuve suerte de estar en una cuadrilla con gente muy buena», reconoce.

En los olivares de Baena también varea el marroquí Zaid Ait Malek. Lleva cinco años en el municipio de la Campiña Este-Guadajoz, todos ellos trabajando de aceitunero. Zaid es, además de temporero, deportista de elite. En 2015 se proclamó subcampeón de la Copa del Mundo de Ultra Trail, destacando su actuación en la Ultra Pirenáica. Pese a su palmarés, Zaid tampoco puede vivir solo del deporte. Dice que tiene suerte «porque la campaña es cuando ya han terminado las carreras importantes». Además, asegura que «es un trabajo muy duro pero con los compañeros lo paso bien». Como en las carreras, dice, «cuando estás disfrutando no importa la dureza».

Cuadrillas multiétnicas

También destaca entre los olivos la cuadrilla de Antonio Barea, compuesta por ocho aceituneros, cinco de ellos inmigrantes africanos. Todos coinciden en «la dureza del campo» aunque Wade, de Senegal, «especifica que depende de la finca». Él lleva once años trabajando con Antonio y asegura estar «muy bien». De la misma opinión es su compañero y paisano Sam Byba en su primer año en esta cuadrilla y segundo como aceitunero en Baena.

Las circunstancias económicas y la falta de oportunidades de empleo están propiciando que haya personas como Ángel Rafael Parras Moya, natural de Pedro Abad, de 39 años, que arrastren fardos por primera vez. Sin empleo, «comencé a buscar tajo, porque hay que comer, criar a la niña y la que viene». Contactó con el encargado de la finca La Loma, José Pozo, por si tenía hueco en la cuadrilla de jornaleros para iniciar la campaña de aceituna. De un día para otro «me avisó, porque le había fallado una persona, y contó conmigo». Fue su primera vez en el tajo. «Nunca antes había trabajado en la campaña de recogida de aceituna». La única experiencia en este sentido, «fue con mis padres, a otro ritmo», reconoce.

La aceituna es estos días el agua que no cae del cielo, una bendición para quienes llevan años de sequía laboral.

Ver los comentarios