La Cuaresma en ABC

El patero del sábado | 'Calidades', por Álvaro R. del Moral

La puesta en escena de las cofradías en la calle está basada en una materialidad que demanda algo más que buenas intenciones

Estandartes y tabardos de la hermandad de la Caridad Álvaro Carmona

Álvaro R. del Moral

No hace falta insistir –ya se encargan consiliarios y directores espirituales en los fervorines previos a la salida de las cofradías- en la íntima raíz espiritual y religiosa que debe presidir la acción de nuestras hermandades y el fin de las estaciones de penitencia, entendidas como momentos de introversión y revisión personal.

Es algo que todo hermano –cada vez me gusta menos la manoseada palabra cofrade- debe llevar interiorizado al adquirir el compromiso de cumplir unas reglas y, sobre todo, creer en el Evangelio que es la suprema Regla, la constitución de todo cristiano.

A partir de ahí y siempre desde ahí hay que entrar en esquinas más terrenales. Las cofradías penitenciales son asociaciones públicas de fieles que tienen en el culto, la caridad y la formación los tres vértices de su acción.

Ese culto se refleja en un ceremonial que ampara a la liturgia pura y dura. Y ese ceremonial, especialmente si hablamos de la puesta en escena de las cofradías en la calle, está basado en una materialidad que demanda más calidades que buenas intenciones.

La Semana Santa de Córdoba debe luchar por encontrar esos esplendores. Se trata de una fiesta callejera, de un acontecimiento visual que debería estar a la altura del maravilloso marco urbano que la envuelve. Se puede comprender que en ciertos momentos, en otras épocas, con otras mentalidades, hubiera corporaciones que se estrenaran en la calle en precario , improvisando su salida.

En estos tiempos ya no es admisible salir con lo puesto. La reflexión se hace extensiva a la elección de tallistas , imagineros, orfebres y hasta de ciertas cofradías –no hace falta señalar- que han tardado unas cuantas décadas en encontrar un modelo estético definido después de demasiados titubeos. Escogida la senda no vale desviarse…

El maravilloso código estético de los Dolores, la Misericordia, las Angustias y la Caridad, también del Caído, no extendió su onda expansiva al resto de la Semana Santa en su momento. Ha pasado mucho tiempo desde entonces: decadencias, auges, errores, aciertos y hasta aquel boom ochentero que sembró la actual realidad de nuestras cofradías. Ya lo hemos escrito alguna vez: entonces no sé preguntó demasiado y se dieron por buenas demasiadas cosas. Seguro que más de una hermandad haría hoy las cosas de otra forma…

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación