Los ingenieros alertan del riesgo de «desertización» sin el trasvase

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Riesgo de «desertización», probables «problemas de abastecimiento» doméstico y unos 43.000 empleos destruidos. Son algunas de las consecuencias «dramáticas» que los ingenieros agrónomos dan por seguras en el caso de que se suspenda el trasvase Tajo-Segura. Mientras, la Junta de Castilla-La Mancha sigue adelante con su ofensiva para eliminarlo definitivamente y presentará su recurso en la Audiencia Nacional.

Incluso aunque lleguen esos caudales, el déficit hídrico en esta zona alicantina se mantendrá, algo que ya refleja el Plan Hidrológico de la Cuenca del Segura, el cual indica que el trasvase es «una necesidad», según el delegado provincial del Colegio de Ingenieros Agrónomos de Levante (Coial), José Manuel Carrillo.

Las aguas del sur son «de baja calidad» debido a que se extraen de pozos, se reutilizan de las depuradoras y tienen una gran salinidad, lo que provoca un mayor coste de agua por hectárea regada.

Éste es un hecho que, según Coial, no contempla el citado plan hidrológico, motivo por el que el citado colegio de ingenieros agrónomos presentó alegaciones.

«En cifras, la aplicación de estos planes supondría la pérdida de 1,5 millones de toneladas de alimentos, 650 millones de euros y 43.000 empleos. Además, aumentaría el riesgo de desertización de la zona», advirtió el Coial. Esto no afectaría solo a la industria agroalimentaria, sino que, según Carrillo, también podría acarrear problemas para el abastecimiento de agua de la población, lo que, indirectamente, perjudicaría el turismo de la zona. En definitiva, sin el trasvase Tajo-Segura, «sería inviable que esta zona pudiera subsistir, porque no hay un recurso alternativo».

Ni en los buenos tiempos

El próximo martes, la Junta de Castilla-La Mancha aprobará el recurso que van a presentar en la Audiencia Nacional contra el último trasvase y el informe jurídico que avala que la reserva legal en la cabecera ya es de 400 hectómetros cúbicos, aunque la mínima este año es de 304.

El presidente autonómico Emiliano García-Page opinó que ni en los ciclos buenos «el Tajo tenía el agua que justificara la realización de la obra» del trasvase.

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