El ingeniero sísmico Enrique Alarcón
El ingeniero sísmico Enrique Alarcón - JUAN MANUEL SERRANO

La predicción real de terremotos, el principal reto de la ingeniería sísmica

Pese a los adelantos (de los últimos cien años) en sismología, no es posible conocer el estado de cada falla peligrosa

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California siempre ha estado acechada por los movimientos de la falla de San Andrés. Tras el terremoto de San Francisco de 1906, con más de 3000 muertos, las autoridades decidieron realizar un despliegue de acelerógrafos por el territorio para recoger datos reales. En cien años, esta disciplina ha conseguido grandes avances, pero aún no ha sido capaz de cumplir su mayor reto: la predicción real de terremotos. «El mayor logro que podría conseguir la sísmica, desde el punto de vista de definición de la acción, será la predicción real del lugar y del momento de los terremotos», explica el ingeniero sísmico Enrique Alarcón en el Aula de Verano 'Ortega y Gasset' de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP).

Aunque se comprende cómo se producen los movimientos, en el momento actual no se puede conocer la geometría concreta de las asperezas o rugosidades del interior de la falla

, es decir, saber con exactitud qué va a ocurrir y dónde. «Hay teorías de cómo puede producirse la rotura, pero Dios sabe cómo está cada kilómetro cuadrado de la falla», explica Alarcón.

«Pueden conocerse en qué lugares se pueden producir movimientos, pero nos hace falta algo que nos ayude a entender el estado de cada falla peligrosa», añade el catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid. Para ello, continúan observando movimientos de los diferentes terrenos que, aunque parecen ser predecibles, hay que sumarle el papel de los accidentes: «La catástrofe juega su plan también: pone de manifiesto los fallos del proyecto, de conocimiento o de construcción».

Alarcón resalta la importancia de las acciones dinámicas en el cálculo de estructuras: «Los terremotos, por el viento, por las personas, por explosiones… Hay multitud de situaciones en las que el comportamiento de las estructuras es dinámico». Pero esto no es excusa para que una estructura sufra un derrumbamiento total como los sucedidos en Italia. «Una estructura tiene que aguantar. Aunque quede dañada, tiene que resistir de pie», sentencia.

El estudio de los movimientos de las estructuras ya se ha hecho notar. Gracias a él son más altas y esbeltas, en contraposición de las antiguas, más contundentes y de mayor peso. Alarcón tiene claro que la ingeniería sísmica conseguirá mayores avances para poder evitar futuras catástrofes. Aún así quedan muchos factores que, de momento, no son controlables por el ser humano.

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