Una mujer posa para una foto mientras usa una mascarilla para protegerse contra la contaminación
Una mujer posa para una foto mientras usa una mascarilla para protegerse contra la contaminación - EFE

Pekín vuelve a respirar tras el fin de la alerta roja por contaminación

La llegada del viento disipa la espesa nube de contaminación que cubría la capital china desde el lunes

CORRESPONSAL EN PEKÍN Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Pekín vuelve a respirar tras levantarse este jueves su primera alerta roja por contaminación, que ha obligado durante los tres últimos días a restringir el tráfico, parar obras y fábricase interrumpir las clases en los colegios. Afortunadamente, la llegada del viento ha disipado la espesa capa de polución que cubría la ciudad, que ha amanecido con cielos azules y un sol radiante largamente añorados por sus más de 20 millones de habitantes.

Después de tres días con unos niveles de contaminación superiores a los 350 microgramos por metro cúbico de partículas 2,5, quince veces más de los límites recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), su concentración ha bajado hasta los 70, según los medidores oficiales de las autoridades.

Así, de un aire perjudicial para la salud se ha pasado a uno moderado, ya que estos niveles siguen estando por encima de lo aconsejado por la OMS.

A pesar de la alerta roja, la polución ha sido inferior a la semana pasada, cuando Pekín registró su pico máximo del año al llegar a más de 650 microgramos de partículas PM 2,5, tan diminutas que se cuelan en los pulmones y pueden provocar cáncer y otras enfermedades. Más altos aún han sido los niveles en otros lugares del norte de China, ya que la nube de contaminación ha llegado a cubrir durante esta última semana una superficie similar a la de España: medio millón de kilómetros cuadrados.

Como suele ocurrir cada invierno, la polución se dispara en cuanto deja de soplar el viento, ya que se acumula en la atmósfera el carbón que queman las centrales térmicas para producir electricidad y las calderas de calefacción. A ellas se suman las emisiones de los más de cuatro millones de coches que circulan por Pekín y el humo de las fábricas de las provincias de alrededor, sobre todo de las industrias siderúrgicas de Hebei.

Desde el lunes por la noche, cuando se decretó la alerta roja, la capital china ha estado sumida bajo una espesa nube de polución visible desde los satélites espaciales. En medio de esta ambiente apocalíptico, con los rascacielos ocultos por la niebla, se han disparado las ventas de máscaras, purificadores de aire para los hogares y hasta preservativos, ya que las autoridades habían recomendado quedarse en casa y no salir a la calle. En las aduanas de Shanghái, la Policía ha descubierto 120.000 máscaras falsas de la marca americana 3M, que se iban a vender en las ciudades más afectadas por la polución aprovechando la alarma social generada.

Derivada de su extraordinario crecimiento económico de las últimas décadas, que se ha logrado a expensas del medioambiente, la contaminación es ya el problema más grave al que se enfrenta China porque se cobra cada año alrededor de un millón y medio de vidas. Para colmo de males, este repunte de la polución en Pekín ha coincidido con la Cumbre del Clima de París contra el calentamiento global, donde las autoridades chinas han vuelto a prometer una reducción de sus emisiones contaminantes a la atmósfera, las mayores del mundo. Tras el levantamiento de la alerta roja, los pequineses vuelven a respirar sin máscaras, por lo menos hasta que deje de soplar el viento y vuelva la polución.

Ver los comentarios