El Papa Francisco bendice a los asistentes a su llegada a la celebración religiosa que ofició en el estadio Swedenbank de Malmö este 1 de noviembre
El Papa Francisco bendice a los asistentes a su llegada a la celebración religiosa que ofició en el estadio Swedenbank de Malmö este 1 de noviembre - EFE

El Papa presenta seis bienaventuranzas de hoy en su despedida de Suecia

Los líderes religiosos luteranos y de otras confesiones asistieron a la misa de Todos los Santos

MALMÖ Actualizado: Guardar
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Inicialmente, el Papa Francisco pensaba limitar su viaje a Suecia a solo un día, para que nada hiciese sombra a la plegaria y el encuentro ecuménico del lunes: la conmemoración conjunta del 500 aniversario de la Reforma, que se prolongará a lo largo de un año hasta el 31 de octubre de 2017.

Ante la insistencia de los católicos, Francisco aceptó celebrar para ellos la misa de Todos los Santos en Malmö, y el resultado es que la eucaristía católica con quince mil fieles en el estadio de fútbol de Malmö se ha vuelto también un acto ecuménico por la presencia de los líderes de la Federación Luterana Mundial, de varias Iglesias ortodoxas y evangélicas y de otras confesiones religiosas.

El Papa estaba contento de celebrar con todos «la fiesta de la santidad», pues la conmemoración de Todos los Santos recuerda que «la llamada a la santidad es para todos» y que todos «nos necesitamos unos a otros para hacernos santos».

En su homilía en español, el idioma que utilizan casi todos, incluso los luteranos en este viaje, el Santo Padre ha explicado que las bienaventuranzas, leídas en el Evangelio del día «son de alguna manera el ‘carnet de identidad’ del cristiano, que lo identifica como seguidor de Jesús».

Los dolores y angustias de nuestra época

Para delicia de católicos y luteranos, Francisco ha comentado que, siguiendo el espíritu del Evangelio, los cristianos «debemos afrontar los dolores y angustias de nuestra época con el espíritu y el amor de Jesús».

Y eso podría traducirse, según el Papa, en «Bienaventurados los que soportan con fe los males que otros les infligen y perdonan de corazón; bienaventurados los que miran a los ojos a los descartados y marginados mostrándoles cercanía; bienaventurados los que reconocen a Dios en cada persona y luchan para que otros también lo descubran; bienaventurados los que protegen y cuidan la casa común; bienaventurados los que renuncian al propio bienestar por el bien de otros; bienaventurados los que rezan y trabajan por la plena comunión de los cristianos...».

Según el obispo de Roma, «todos ellos son portadores de la misericordia y ternura de Dios, y recibirán ciertamente de él la recompensa merecida». Los fieles habían visto un ejemplo antes de la misa. El Papa hizo un recorrido del estadio en un cochecito de golf, pero se bajó para saludar, abrazar y besar a un buen número de enfermos en silla de ruedas.

Ante las líderes luteranos y de otras confesiones cristianas, Francisco ha recordado a dos santas suecas que volcaron muchas energías en promover la unidad de los cristianos, «santa María Elisabeth Hesselblad, recientemente canonizada, y santa Brígida, Birgitta Vadstena, copatrona de Europa».

La misa de Todos los Santos era, a la vez, un encuentro de despedida, y el arzobispo de Estocolmo, Anders Arborelius, ha dado las gracias al Papa por su visita, y le ha asegurado que «ahora somos todos más jóvenes, más alegres y más llenos del Espíritu Santo».

Francisco ha dado las gracias al presidente de la Federación Luterana Mundial, el obispo refugiado palestino Munib Younan, y al secretario General, el presbítero chileno de familia alemana Martin Junge, así como a las demás delegaciones ecuménicas y las autoridades.

Al terminar la misa, el Papa se ha dirigido al aeropuerto de Malmö para emprender el viaje de regreso a Roma.

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