El Papa invita a los diáconos casados a servir «fuera de horario» y a «no gritar nunca»

Saluda también a sus esposas, compañeras en la misión de servicio

CORRESPONSAL EN EL VATICANO Actualizado: Guardar
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Hablándoles como a hermanos, el Papa Francisco ha invitado a los diáconos permanentes casados a «abrir las puertas de su tiempo y de sus espacios también a los que llaman fuera de horario e interrumpen el descanso que se merece». A veces, su servicio implica a todo el hogar.

El Jubileo de la Misericordia de los Diáconos Permanentes ha reunido en Roma a varios millares de los 43.000 con que cuenta la Iglesia en todo el mundo. Muchos de ellos han venido con sus familias. Al final de la misa multitudinaria en la plaza de San Pedro, el Papa ha saludado personalmente a muchos de ellos y sus esposas, que comparten el esfuerzo de la misión, en un clima de agradecimiento y alegría.

El encuentro conmemora también el 50 aniversario de la restauración de la figura de los diáconos permanentes casados, realizada por el Concilio Vaticano II.

Recordando que la palabra griega «diácono» significa «servidor», el Papa les ha dicho que su ejemplo es esencial pues «si evangelizar es la misión asignada a cada cristiano en el bautismo, servir es el estilo mediante el cual se vive la misión, el único modo de ser discípulo de Jesús».

La palabra griega «mártir» significa testigo, y Francisco ha recordado a los diáconos permanentes que el testigo de Jesús «es el que hace como él: el que sirve a los hermanos y a las hermanas, sin cansarse de Cristo humilde, sin cansarse de la vida cristiana, que es vida de servicio».

Se trata de un servicio desinteresado, sin afán de carrera ni de protagonismo: «Así, queridos diáconos, viviendo la disponibilidad, vuestro servicio estará exento de cualquier tipo de provecho y será evangélicamente fecundo».

De hecho, los rostros curtidos de los diáconos casados y la abundancia de cabellos y barbas blancas revelan muchos años de servicio a los demás al tiempo que han estado sacando adelante la propia familia. Y aunque también reflejan paz, muchas veces deben hacer frente, en sus países, a situaciones y personas difíciles.

Quizá por eso, el Papa les ha invitado en su homilía a «no gritar nunca. ¡Nunca!». Ese aspecto forma parte del rostro de una Iglesia amable, misericordiosa y humilde.

El Jubileo de los Diáconos Permanentes ha durado tres días en los que han ido celebrando encuentros por grupo lingüísticos centrados en las ideas del diácono «imagen de la misericordia» y «dispensador de la caridad».

Ha incluido peregrinaciones a las siete iglesias dedicadas en Roma a san Lorenzo, el diácono mártir del papa Sixto II, nacido en Huesca y quemado vivo en una parrilla el año 257 durante la persecución del emperador Valeriano.

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