Papa Francisco: «El sacerdote es un pastor, no un inspector»

Invita a seis mil sacerdotes a «estar dispuestos a ensuciarse las manos por todos»

Corresponsal en El Vaticano Actualizado: Guardar
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En el tono afectuoso de un sacerdote muy veterano que habla a sus compañeros más jóvenes, el Papa Francisco ha dicho a seis mil sacerdotes que «el pastor tiene el corazón libre para dejar sus cosas, y no cuenta las horas de servicio. Es un pastor, no un inspector de la grey; y se dedica a la misión no al cincuenta o al sesenta por ciento, sino con todo su ser».

En una plaza de San Pedro ya serena después de un auténtico diluvio, el Papa ha concelebrado la misa con seis mil presbíteros de todo el mundo reunidos para el Jubileo de Sacerdotes.

En continuidad con el primer retiro televisado y difundido en «streaming» en siete idiomas a todo el planeta, que les predicó el jueves, la homilía del viernes ha sido una lección sobre su ministerio y sobre la misericordia.

Francisco les ha dicho que el corazón del sacerdote «no privatiza los tiempos y los espacios, no es celoso de su legítima tranquilidad –y digo legítima-, y nunca pretende que no le molesten. No se preocupa de proteger su buen nombre sino que, sin temor a las críticas, está dispuesto a arriesgar».

El Papa les hablaba de una misión en las calles y al aire libre, pues el sacerdote «no solo tiene la puerta abierta, sino que sale a la búsqueda» de la oveja perdida, como el buen pastor de la parábola evangélica.

En esa línea, el Santo Padre les ha insistido en que el corazón sacerdotal «acoge, incluye; y cuando debe corregir, siempre es para acercar; no desprecia a nadie, sino que está dispuesto a ensuciarse las manos por todos».

Era un mensaje muy positivo, absolutamente opuesto a cualquier visión burocrática de su ministerio. Y al final les ha prometido que si viven su sacerdocio de ese modo, se contagiarán de «la alegría de Jesús, el Buen Pastor, que no es una alegría para sí mismo sino para los demás y con los demás, la verdadera alegría del amor».

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