El Papa Francisco predica este jueves el primer retiro televisado en directo para sacerdotes de todo el mundo

Con traducción simultánea en siete idiomas, incluido el español

Corresponsal en El Vaticano Actualizado: Guardar
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Aprovechando las nuevas posibilidades de comunicación en tiempo real, el Papa Francisco predica este jueves el primer día de retiro por televisión e internet para sacerdotes de todo el mundo. Consiste en tres meditaciones de una hora que serán difundidas en televisión y «streaming» en siete idiomas, incluido el español.

Los seis mil sacerdotes llegados a Roma desde todos los rincones del planeta como peregrinos en el Año Santo de la Misericordia podrán asistir en directo el jueves a las meditaciones del Papa a las diez, a las doce y a las cuatro de la tarde en las grandes basílicas de Santa María Mayor, San Juan de Letrán y San Pablo Extramuros. Un sacerdote español lo ha definido «el primer retiro Urbi et Orbi».

Francisco se desplazará de una basílica a otra mientras que los sacerdotes participantes le escuchan todo el día en el mismo lugar, ya sea en persona o en pantallas de video.

Las tres sesiones serán transmitidas en directo por televisiones católicas de muchos países, con traducción simultánea. Cualquier sacerdote podrá seguirlas en cualquier lugar y en alguno de los siete idiomas gracias al «streaming» de la página web oficial del Jubileo de la Misericordia ( www.im.va).

El Jubileo de los Sacerdotes da comienzo el miércoles por la tarde, pero su fuerte presencia se notaba ya por la mañana entre los veinte mil peregrinos participantes en la audiencia general. Utilizando un lenguaje fuerte, el Papa ha advertido a todos los fieles que «quien se cree justo, pero juzga y desprecia a los demás, es un corrupto y un hipócrita».

Francisco les ponía en guardia ante la falsa oración del fariseo de la parábola que va al templo de Jerusalén pero, en lugar de hablar con Dios, hace el recuento de sus méritos: «es el ejemplo del corrupto que finge rezar, pero se está comportando como un pavo real delante del espejo».

Al margen del texto escrito, el obispo de Roma subrayaba ese error con preguntas y respuestas muy breves: «¿Se puede rezar con arrogancia? ¡No! ¿Se puede rezar con hipocresía? ¡No!».

Por el contrario, el publicano «que no se atrevía a levantar los ojos y se daba golpes de pecho» recurría a una plegaria brevísima: «O Dios, ten piedad de mí que soy un pecador».

El Papa invitó a todos los peregrinos a repetirla juntos tres veces, y añadió que «Dios siente una debilidad por los humildes. Delante de un corazón humilde, Dios abre totalmente su corazón».

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