China, del hijo único a la parejita

A pesar de ser el país más poblado del mundo, el gigante asiático se ve obligado a cambiar su política demográfica por el preocupante envejecimiento de la sociedad

Corresponsal en Pekín Actualizado: Guardar
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Durante la segunda mitad del siglo pasado, China pasó de las familias numerosas que alentara Mao Zedong en nombre de la revolución comunista a la política del hijo único decretada a finales de los años 70 para frenar la superpoblación. Y ahora, convertida en una potencia emergente que está cambiando el mundo en este siglo XXI, va en busca de la parejita. Esta ha sido la evolución de la política demográfica en el país más poblado del mundo:

1949: Tras el triunfo comunista en la guerra civil y la fundación de la República Popular China, el «Gran Timonel», de orígenes campesinos, consideraba que la abundancia de población era uno de los principales activos del país para consolidar su fuerza internacional y propagar la revolución por el mundo.

En el primer censo efectuado bajo su mando, en 1953, China tenía ya 583 millones de habitantes, que dobló en medio siglo hasta alcanzar los 1.200 millones en el año 2000. A pesar de las calamidades que diezmaron la población en la época de Mao, como el «Gran Salto Adelante» (1958-61) y la «Revolución Cultural» (1966-76), la aún entonces humilde China comunista pasó de tener 694 millones de habitantes en el censo de 1964 a los 1.008 millones de 1982, lo que supuso el mayor incremento de población de su historia (45,1%).

1979:Deng Xiaopingel primer bebé fuera una niña

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Gráficos e imagen - L. C.ANO

2013:relajar la política del hijo único

1979: Tras la muerte de Mao Zedong en 1976 y la posterior apertura al capitalismo de la mano de Deng Xiaoping, el régimen chino impuso la política del hijo único para atajar la superpoblación. Con este propósito, prohibió a las parejas urbanas tener más de un hijo, mientras que los matrimonios en el ámbito rural podían tener dos en caso de que el primer bebé fuera una niña. En China, donde las hijas se marchan a vivir con la familia del marido cuando se casan, hay una preferencia generalizada por el varón, que se encargará de cuidar a los padres cuando estos sean mayores. Aunque esta política se llevó a cabo totalmente en las ciudades, donde se han impedido 400 millones de nacimientos en las tres últimas décadas, su aplicación fue más laxa en el mundo rural, ya que muchos campesinos tienen varios hijos no registrados gracias a la picaresca o a la propia complicidad de las autoridades locales. En las ciudades, en cambio, las parejas que la cumplían eran recompensadas y castigadas con elevadas multas las que la violaban. Además, el régimen obligaba a abortar a las funcionarias o miembros del Partido Comunista que se quedaran embarazadas por segunda vez, so pena de perder sus privilegios. Por su parte, las minorías étnicas podían tener dos hijos, o tres en algunos casos, pero las autoridades también les presionaban con campañas de concienciación para evitar las familias numerosas y, en ocasiones, con esterilizaciones y abortos forzosos. Unos abusos que también han sufrido numerosos campesinos de la mayoritaria etnia «han», que suma el 91,5 por ciento de la población china.

2013: En noviembre de ese año, el Tercer Pleno del Comité Central del Partido Comunista decidió relajar la política del hijo único. Al principio en las grandes ciudades, y luego en todo el país, las parejas podrían tener más de un vástago si uno de los cónyuges era hijo único. Con dicha medida, las autoridades confiaban en un aumento de más de dos millones de nacimientos adicionales para paliar el envejecimiento de la población, pero solo 1,5 millones de las once millones de parejas que podían tener un segundo hijo lo habían solicitado hasta el pasado mes de junio.

2015: Después de más de tres décadas de vigencia, el Quinto Pleno del Comité Central del Partido Comunista ha eliminado este jueves la política del hijo único, que ha marcado a varias generaciones de chinos y era muy criticada por su intromisión en los derechos del individuo. A partir de ahora, todas las parejas podrán tener dos hijos, lo que supone un intento de impulsar la baja natalidad y mitigar el envejecimiento de la sociedad, que amenaza a la pirámide demográfica y al futuro de la nación más poblada del planeta.

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