Ramos, junto a Marcelo, Pepe y Ronaldo
Ramos, junto a Marcelo, Pepe y Ronaldo - reuters
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Ramos tranquiliza a la plantilla al decir que quiere quedarse

Benítez, Pepe, Marcelo y Modric manifestaron su deseo para que continúe. El pacto entre el club y Sergio puede ser una ficha de nueve millones

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Florentino Pérez y Sergio Ramos pusieron las cosas en blanco. El hotel Carlton Ritz de Guangzhou pasará a la historia del club por ser el sitio donde el presidente y el capitán del equipo más importante del mundo sentaron las bases para que un emblema del madridismo continúe toda su carrera en la entidad. Horas antes de la victoria sobre el Inter, 3-0, el dirigente y el futbolista firmaron la paz para dar un vuelco a la situación y negociar la continuidad del defensa en el club hasta su retirada. Y sus compañeros de la plantilla respiraron tranquilos. Se notó en el encuentro. Modric, Marcelo y Pepe habían manifestado que Sergio no puede irse. La reunión entre el máximo responsable de la empresa y el jefe de la retaguardia madridista dio su fruto.

Las divergencias en la negociación de su renovación suscitaron un distanciamiento entre el Real Madrid y el futbolista hace un año. En septiembre se rompieron las conversaciones. Lo que eran diferencias económicas se transformaron en antagonismos personales. Ayer, el presidente y el jugador más veterano del plantel hablaron a «calzón quitado», como les pedían otros profesionales de la casa, desde el Bernabéu al vestuario. Así sucedió. Superaron los malentendidos. Se dijeron las cosas a la cara.

El Real Madrid estaba molesto con el jugador por filtrar que su oferta, siete millones netos anuales, era un menosprecio. El futbolista estaba enojado por la fama de pesetero que se le atribuía, tras pedir diez millones netos. Puestas las cartas sobre la mesa, los dos fueron sinceros. «Quiero quedarme en el Real Madrid», señaló el capitán. «Yo quiero que te retires aquí», respondió Florentino Pérez. Comienzan de cero para negociar de nuevo su renovación hasta 2020.

Sergio Ramos y el club enterraron el hacha de la batalla dialéctica. El central, que ahora mismo tiene contrato hasta 2017, ya no dirá más veces que desea marcharse. Y sobre todo no volverá a jugar con la carta del Manchester United, una baraja que Van Gaal ha cogido para utilizar al jugador y pedirle desde Estados Unidos que se pronunciara. Esa incógnita abría una brecha ambiental en el seno del Real Madrid. Aunque la entidad nunca le dejaría irse, salvo que los ingleses abonaran los 200 millones de su cláusula de rescisión, mantener una situación tensa generaba un estado de controversia que era negativo para el vestuario, pendiente del futuro de su nuevo capitán tras el reciente adiós del anterior, Casillas.

Después de esta cumbre, Ramos se va a pronunciar, como pedía el entrenador del United, pero en estos términos. «Quiero quedarme en el Real Madrid hasta el final de mi carrera deportiva». El capitán expondrá estas palabras muy pronto. Ya se las ha dicho al presidente.

Expuesto ese sentimiento con sinceridad, el sevillano ha solicitado al máximo responsable del club reconozca su rendimiento a lo largo de estos años. En la última temporada ha cobrado una ficha neta de seis millones. Pidió diez porque opina que es el salario que cobra Bale y piensa que él se ha ganado entrar en esa escala. El club analizó que no es lo mismo valorar a un delantero que a un defensa.

Florentino Pérez aterrizó el lunes en Guangzhou con una propuesta de ocho millones netos por campaña. El desbloqueo de la situación, larvada por las divergencias de los negociadores, ha supuesto que Ramos esté dispuesto a rebajar un poco sus pretensiones. Aclaradas las viejas cuitas, ambas parten han acercado sus posturas.

Jose Ángel Sánchez, el director general del Real Madrid, y René Ramos, representante y hermano del defensa, se encuentran en la gira del equipo en China y abordarán unos puntos de partida que pueden cerrar el acuerdo con un convenio por cinco años, hasta 2020, cuando Sergio tendrá 34 años, con unos emolumentos cercanos a los nueve millones netos por campaña. René acudió a Guangzhou para hacer realidad este cambio y sellarlo en un contrato.

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