Felicidad Rodríguez - TRIBUNA LIBRE

La salida de la crísis que no llega

En estas fechas es costumbre reflexionar sobre lo que nos ha acontecido en el año que se acaba, dar la bienvenida al nuevo, hacer acopio de buenos propósitos y desear salud, paz y prosperidad, junto a todo lo mejor, para los próximos 365 días

Felicidad Rodríguez
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En estas fechas es costumbre reflexionar sobre lo que nos ha acontecido en el año que se acaba, dar la bienvenida al nuevo, hacer acopio de buenos propósitos y desear salud, paz y prosperidad, junto a todo lo mejor, para los próximos 365 días. Porque cada fin de año, sea cual sea la experiencia experimentada en los 12 meses anteriores, siempre esperamos que nos vaya un poquito mejor. En la carta a los Reyes Magos del año pasado seguro que todos pedimos la salida definitiva de una crisis que ya nos estaba dejando exhaustos y, sobre todo, que ello se tradujera en puestos de trabajos. Un deseo que, poco a poco, se va cumpliendo en el conjunto del país, pero para el que, en el caso de Cádiz, Sus Majestades de Oriente se están haciendo un tanto de rogar en responder con rapidez.

Cierto es que la tendencia negativa en la afiliación a la Seguridad Social, que se instauró en el 2008, logró revertirse en el 2014 y los últimos datos de noviembre daban una variación anual positiva de 2,89 % para la provincia de Cádiz que no alcanzaba, sin embargo, la del 3,24% nacional. Por otro lado, y a falta de conocer los resultados de la Encuesta de Población Activa del último trimestre, que esperemos mejoren los del año pasado y, sobre todo, se alejen de los de los años anteriores, los datos del tercer trimestre aún daban una tasa de paro en la provincia de Cádiz del 31,24 %, solo superada por las de Córdoba y Jaén, con una brecha importante con la de la media nacional, del 18,91%, y a años luz de la de alguna que otra provincia española, como la de Burgos con un 8,74%. Aunque esos datos mejoran los del mismo trimestre del 2015, en el que la tasa de paro en Cádiz era del 37,18%, ésta no es razón que nos sirva de consuelo y es obvio que todavía nos queda mucha tarea pendiente. Así que, en la carta de este año, solo cabe reiterar a SSMM que pongan orden donde corresponde para que ese espíritu de llegar a acuerdos, del que tanto se habla, se centre en lo que se tiene que centrar, que en cuestiones de trabajo no se pierda lo ganado y que, en Cádiz, se vaya progresivamente acortando distancias con mayor celeridad. Para ello no estaría de más que las políticas para ese fin, que nuestra provincia bien que las necesita, no se bloqueen por razones partidistas o electorales. Porque veremos si el 2017 no se convierte, también, en año electoral; al fin y al cabo, ya no sabemos muy bien si el deseo, expresado hasta la saciedad, de gobernabilidad responde al establecimiento de acuerdos para el bien común o se limita tan solo a una expresión de apoyo, puntual y limitado, para hacer tiempo. Si el paro sigue siendo una preocupación constante para los gaditanos, otros acontecimientos, incluso de carácter internacional, también han sido motivo de quebraderos de cabeza para, al menos, una parte de la población de nuestra provincia. Si en el 2015 el Grexit ocupó gran número de titulares, el gran protagonista de este año ha sido el Brexit, con la diferencia que, en este caso, la salida de la Unión se produce por voluntad propia. El pasado mes de junio los resultados de la consulta británica dejaron boquiabiertos a propios y a extraños. Al fin y al cabo, los mecanismos para dejar el club estaban pensados para echar a algún miembro díscolo, pero no para que uno de los socios más relevantes entregara voluntariamente su carnet. Empezaba así una aventura que ya veremos cómo sigue en el 2017. Lo que está claro es que, con las campanadas de fin de año, las instituciones europeas deberían tener el firme propósito de llevar a cabo una profunda reflexión sobre como están llevando a cabo el Proyecto Europeo. Ya veremos si lo hacen o, como la mayoría de nosotros, van dejando para más adelante las buenas intenciones que se prometen con las uvas. De cualquier manera, y acercándonos a nuestro territorio, el Brexit ha vuelto a poner en los titulares al Peñón y, sobre todo, mantiene en la incertidumbre a una parte importante de la gente de nuestra provincia, la del Campo de Gibraltar. Más allá de las cuestiones de soberanía, en este caso ya sin el paraguas de la UE, y del propio impacto sobre el status del Peñón, el Brexit tiene sobre ascuas a los miles de campogibraltareños que trabajan en la Roca y cuyo futuro laboral es, cuanto menos, incierto. Ello sin hablar de los 800 millones de euros, casi la cuarta parte del PIB de la Comarca, que el flujo de trabajadores y mercancías genera actualmente. Al margen de cómo se desarrollen las discusiones entre el Reino Unido y la Unión, la situación generada pide, para el 2017 y de manera acelerada, la puesta en marcha de un profundo plan estructural para esa comarca gaditana. Sin salirnos de la zona, el Estrecho seguro seguirá ocupando titulares el próximo año. Las intervenciones, por parte de nuestra Guardia Civil, en el tráfico de drogas o los rescates de cientos de personas que tratan de cruzar a Europa en esas inestables pateras, muchas veces en manos mafiosas, han supuesto un goteo continuo de notas de prensa a las que ya casi nos hemos acostumbrado. Aunque quizá no hemos puesto el énfasis suficiente en lo que supone el Estrecho de Gibraltar, y la situación geoestratégica de nuestra provincia, para la seguridad europea, aspecto que en el 2017, y en los años sucesivos, deberá tener un relieve cada vez más mayor. El terrorismo yihadista, muchas veces en conexión con redes criminales de la más diversa índole, ha llegado a Europa para quedarse. Este año hemos tenido que lamentar los ataques de Bruselas, de Niza o de Berlín. Pero si la mayoría de las miradas se focalizan en el escenario sirio del DAESH, nosotros no podemos olvidar la amenaza más cercana en el Sahel, de manera que el estrechamiento de la colaboración con los países de la ribera sur del Mediterráneo, especialmente con Marruecos, es fundamental y nuestra provincia es clave para ello. Si dejamos la comarca más sureña y nos acercamos a la capital gaditana, el 2016 ha sido un año prácticamente de stand by. La polémica de las luces navideñas ha sustituido a las de las ninfas, el lío de la limpieza y poco más. Realmente el auténtico protagonista del año ha sido Juan y eso que el hombre se resistía a serlo por muy «pesao» que se pusiera el Selu. Eso sí, hemos tenido, como ya va siendo habitual, mucha poesía. Y, quizá por eso, como dijo Miguel de Cervantes, «el año que es abundante de poesía suele serlo de hambre». En definitiva, que nos quedamos también sin los millones de los Edusi y casi sin los chiringuitos. Pero como señaló Don Quijote: «Confía en el tiempo que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades». Feliz 2017.

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