Sijena, espejo de una gran cobardía

Compete a Zoido velar porque sean devueltas las piezas robadas, sin ceder al chantaje

Efe
Isabel San Sebastián

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Pocos episodios resumen como el de Sijena la actitud claudicante de los gobiernos de España ante las administraciones catalanas. Las obras expoliadas de ese monasterio aragonés no son las únicas, desde luego, pero constituyen un paradigma; un espejo que nos devuelve la imagen de una España débil , acomplejada, ignorante de su propia historia o reacia a honrarla siendo fiel a sí misma. Una España de líderes cobardes que optan por el apaciguamiento estéril en lugar plantar cara a los abusos del nacionalismo.

El robo de piezas artísticas de un valor incalculable perpetrado en ese cenobio oscense no es de ahora. Empezó durante la Guerra Civil, cuando la Generalitat de Cataluña se llevó, con el pretexto de preservarlo, prácticamente todo lo que no habían quemado las hordas anticlericales supuestamente defensoras de la República. Esos tesoros nunca regresaron a su casa. En 1939 la Diputación de Huesca formuló una reclamación dos veces apoyada por los tribunales, que nunca llegó a cumplirse. Con la que empieza a contar este lunes serán tres, si es que el Ejecutivo que preside Mariano Rajoy da largas a la sentencia emitida por el juzgado de instrucción número 1 de la citada localidad aragonesa.

En 1969 Sijena fue saqueado de nuevo, en esa ocasión por el obispo de Lérida, quien envió dos camiones a rapiñar lo poco que conservaban las monjas reducidas a la miseria. Aquí debería abrir un paréntesis para denunciar la desidia dolosa mostrada de forma sistemática por los responsables de nuestra Cultura ante el deterioro del patrimonio histórico-artístico. La indiferencia con la que contemplan todavía hoy el hundimiento de edificios como el monasterio de Santa María de Obona , en Asturias, u otros muchos que jalonan la geografía, sin hallar nunca recursos para mantenerlos en pie. Recursos que aparecen, sin embargo, cuando se trata de alimentar pesebres susceptibles de proporcionar votos. Pero esa es otra historia... Estábamos en Sijena, donde se juega una partida simbólica de trascendencia muy superior a las 44 obras en disputa.

En términos legales no hay discusión posible: Todo objeto extraído del monasterio después de 1923 ha de ser restituido a su legítimo propietario, al ser material obtenido de manera fraudulenta. Fuese vendido o directamente robado, pertenece a Sijena, provincia de Huesca, comunidad de Aragón, corazón de la Corona aragonesa de la que Cataluña formó parte en calidad de condado hasta su integración en España. Ni más ni menos. Un condado entre otros y desde luego nunca en pie de igualdad, como pretenden los inventores de esa inexistente «corona catalano-aragonesa» salida de los delirios nacionalistas incrustados en las mentes vírgenes como verdades históricas.

La justicia se ha pronunciado y ahora es el turno del Ejecutivo. Compete al ministro del Interior velar porque se cumpla esa sentencia, aunque su colega Méndez Vigo haya avalado de facto el recurso presentado por la Consejería de Cultura (que dirige él tras la aplicación del 155) y el alcalde de Lérida, el socialista Ángel Ros, llame a la «prudencia» exhortándole a cruzarse de brazos. El consejero huido, a su vez, pregunta si ese es modo de «restablecer el diálogo». Y lo patético es que los hechos le dan la razón . Porque la amenaza, el chantaje y el victimismo han permitido a los separatistas alcanzar siempre sus pretensiones. Incumplir impunemente resoluciones judiciales firmes, como las referidas al libre uso de la lengua española en Cataluña. Salir de cada desafío con varias casillas ganadas en el tablero de la soberanía. La pelota está en el tejado de Zoido. Esperemos que no nos defraude.

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