Penélope Cruz, en la presentación de la película de Julio Medem
Penélope Cruz, en la presentación de la película de Julio Medem - belén díaz

Penélope Cruz: «Los actores buscamos personajes que nos asusten»

La intérprete madrileña estrena este viernes «Ma ma», una película que afronta el cáncer desde la vitalidad

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Penélope Cruz anda estos días en casa, en el Madrid de sus amores. Estrena «Ma ma», un drama de Julio Medem basado en el cáncer de mama frente al que la actriz ha realizado una interpretación basada en la vitalidad y la fortaleza, una visión optimista de la vida. Encarna a Magda, una madre que se enfrenta a la enfermedad con el reto de no dejar solo en la vida a su hijo.

—Se puede uno imaginar la dureza psicológica que ha supuesto llevar el peso de una película así.

—Mentiría si dijera que no, porque sí lo ha sido. Y a mí me asustaba mucho, pero a la vez es el tipo de personajes que buscamos los actores porque, y puedo hablar en nombre de todos, buscamos personajes que nos asusten, que reprenten un nuevo riesgo.

Este es uno de los personajes más complejos que he tenido entre manos. Me asustaba pero, por otro lado, me enamoré tanto del personaje cuando leí el guión que sentí una necesidad de darle vida.

—Lo preparó hablando con mujeres que lo padecían.

—Sí, y cada secuencia era en realidad una apuesta para no decepcionarlas. Ha sido un viaje muy fuerte.

—¿Es más fácil afrontar un papel como este después de haber sido madre?

—Es posible, porque el motor de esta mujer es su hijo y su miedo más grande es que se quede solo, así que su afán secreto es crear una nueva familia para ese niño. Hablamos de una mujer que lucha contra el monstruo que crece dentro y a la vez es capaz de traer un nuevo ser al mundo. Es un ejemplo de vida del que deberíamos aprender, de su optimismo. El optimismo está muy menospreciado.

—¿Duele afrontar un tema como este?

—Sí hay escenas que duelen, pero no es una película deprimente, sino todo lo contrario. La gente sale de la sala con ganas de ir a casa a abrazar a sus familias.

—También ha metido mucho humor en este drama.

—Sí, hay mucho humor, es cierto. Lo mejor es cómo una mujer que se enfrenta a esto improvisa y descoloca a la gente con su modo optimista de afrontar la vida. Su humor es también su terapia.

—Para preparar el personaje se entrevistó con la doctora Elena Carrillo y habló con mujeres que padecían esta enfermedad.

—Sí, con Elena estuve intentando entender la parte médica, la quimioterapia, lo que pasa a nivel hormonal cuando es muy fuerte, cosas de las que nunca se habla cuando alguien se refiere a estos temas. Los cambios que se producen son tremendos y pueden traer mucho sufrimiento. Y luego las mujeres con las que trabajé... Yo era una extraña para ellas, pero compartieron conmigo sus intimidades más grandes. Me enseñaron sus cicatrices físicas, pero también las del alma. Habían pasado mucho miedo, algunas habían superado la enfermedad, pero otras no. Gente muy valiente la verdad. Lo que hacen estas mujeres es dar lecciones de vida.

—Ha sido productora de la película junto a Julio Medem. ¿Se hizo compleja la conjunción de ambos?

—No mucho porque fue darme el guión y esa misma noche le dije que sí. Yo pensaba que estaba enfadado conmigo porque ya me había mandado proyectos y no los había hecho, pero no porque no quisiera, sino porque me fue imposible por las fechas. Luego resultó que no, que no estaba enfadado y que lo hemos llevado muy bien, tanto en el plano director-actriz como en el de la producción. De hecho, en un solo año ya estábamos rodando.

—Ha hecho esta película con Medem, tiene en espera la continuación de «La niña de sus ojos» con Fernando Trueba y todos los actores del primer filme, una película para la que ha sido complejo aunar todas sus agendas. ¿La vamos a ver más por aquí alternando los dos mercados, el estadounidense y el europeo?

—En realidad yo vengo bastante. Es lo que vengo haciendo muchos años, cambio aquí y allí. De hecho, voy y vengo donde haya buenos papeles gracias a que me dan la oportunidad de trabajar en diferentes países. Siempre voy donde hay trabajos interesantes.

—Es decir, que lo que hace es casi ir improvisando.

—Pues sí, nunca lo planeo con mucho tiempo porque los proyectos siempre cambian de fecha. Como mucho sabes cuál va a ser el siguiente trabajo y el otro, pero no mucho más.

—Pero llevaba bastante tiempo sin rodar en español.

—Es cierto, pero es una casualidad. Nunca ha sido el decir, bueno ahora me voy, sino que depende de las cosas interesantes que me vayan ofreciendo. Lo que sí es cierto es que siempre que coincide que estoy fuera durante mucho tiempo seguido acabo teniendo mono de rodar en español porque es rodar en tu propio idioma. Es una alegría y una libertad.

—La ventaja que tiene es que es capaz de rodar en cuatro idiomas.

—Desde luego y mi trabajo me ha costado volviéndome loca con profesores por aquí y profesores por allá. De cualquier forma, esto no lo puedes hacer sola. Tú puedes prepararte mucho pero luego necesitas la confianza de otras personas. En ese aspecto hay que ser agradecida porque siempre es difícil tener un trabajo y si es un trabajo que te gusta es una grandísima suerte.

—Un día Antonio Banderas nos dijo que la diferencia entre el cine de Estados Unidos y el de Europa es la tremenda maquinaria industrial que hay allí. ¿Ese abismo se ha hecho aún más grande con la crisis?

—Es cierto. Yo he rodado películas de gran presupuesto como «Zoolander», con cientos de técnicos... Todo muy grande pero porque la producción en sí lo necesita. Sin embargo, hay otras historias que requieren un equipo mucho más reducido. Por ejemplo, esta película de la que estamos hablando. Yo soy partidaria de dar a una producción lo que necesite y no tirar la casa por la ventana cuando no hace falta.

—¿Y eso de que había posibilidad de que hiciera de chica Bond?

—Pues lo hemos desmentido desde el primer momento. De hecho, no sé de dónde salió esa noticia pero, a pesar de que dijimos que no había nada de eso, no hemos conseguido que la gente se haga eco del desmentido.

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