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Conducción automatizadaLa conducción automatizada de Bosch por autopista será una realidad en 2020

La creciente automatización tiene el potencial para reducir las tasas de accidentes hasta en una tercera parte

Madrid Actualizado: Guardar
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Para Bosch la conducción automatizada no pasa por un sueño, sino una realidad preparada para entrar en acción a la vuelta de la esquina. «La conducción automatizada es la consecuencia del auge del mercado de sistemas de asistencia al conductor», asegura Belén Aranda, responsable para Europa del proyecto de conducción automatizada de Bosch. Las ventas de la firma germana en este campo aumen a un ritmo del 33% anual y la empresa prevé que, en 2016, superen los mil millones de euros.

Las tecnologías para lograr la conducción automatizada incluyen desde el propulsor del coche a los frenos y la dirección, sensores, sistemas de navegación y soluciones de conectividad dentro y fuera del coche. A esta ámbito Bosch destina casi 2.000 ingenieros.

Los sistemas de asistencia al conductor sirven de base para la conducción automatizada. Ya ayudan a cambiar de carril, permanecer dentro de éste o frenar cuando se encuentran ante un obstáculo. Según un estudio de Bosch y el RACC, la frenada automática de emergencia podría evitar más de 270 muertes al año en accidentes de tráfico en España. «A medida que avanzamos hacia el coche autónomo introducimos nuevos sistemas de asistencia al conductor», asegura Lorenzo Jiménez, responsable de prensa y marketing del área Mobility Solutions de Bosch.

La conducción automatizada mejora la seguridad, la eficiencia y la comodidad

¿Conducir o ser conducido? Bosch se encuentra a pocos años de estrenar una tecnología que proporcionará la posibilidad de elegir entre ambas alternativas. «A partir de 2020, y gracias a nuestro sistema de piloto automático para autopistas, podremos ver coches altamente automatizados que conducirán ellos solos por autopista», asegura Belén Aranda. En la conducción

altamente automatizada, el vehículo asume temporalmente la plena responsabilidad de las tareas de conducción. «El coche se convierte en chófer y el conductor en pasajero». Esto mejorará la seguridad en carretera, pero exige grandes dosis de fiabilidad técnica.

Por otra parte, se requieren cambios fundamentales en la arquitectura del vehículo. Y es que la conducción automatizada afecta a todo el automóvil: propulsión, frenos, dirección, instrumentos de visualización, navegación y sensores, así como a la conectividad dentro y fuera del vehículo. La clave del éxito se basa en un conocimiento profundo de todos los sistemas.

La idea final es lograr que el tráfico por carretera sea más seguro. Cada año, se estima que 1,3 millones de personas en todo el mundo mueren en accidentes de tráfico. En el 90% de los casos, el accidente se puede atribuir a un error humano. «En situaciones críticas de conducción, una ayuda adecuada puede salvar vidas», dice Aranda.

Las investigaciones sobre accidentes realizadas por Bosch apuntan a que el aumento de la automatización podría reducir los accidentes en una tercera parte. Además, propicia que el tráfico sea más eficiente. Estudios realizados en Estados Unidos indican que la aplicación de estrategias predictivas de conducción por autopista puede suponer un ahorro de combustible de un 39%.

Requisitos legales

Sin embargo, es igualmente importante que los gobiernos establezcan el marco jurídico necesario para la conducción automatizada. «La legislación debe de seguir el ritmo de lo que es técnicamente posible», asegura Aranda.

La conducción altamente automatizada no llegará sin cambios legales. Una limitación legal con la que nos encontramos actualmente es la Convención de Viena sobre circulación vial de 1.968. Dictamina que los conductores deben mantener el control del vehículo en todo momento. Hasta ahora, esto descarta la conducción altamente automatizada. Sin embargo, hay señales inminentes de cambios en las regulaciones que aplican muchos países. Una posibilidad sería permitir la conducción automatizada, siempre que el conductor sea capaz de anularla o desactivarla. El debate está sobre la mesa.

Al margen de la ley, las homologaciones de vehículos presentan otro obstáculo. El reglamento R.79 de la CEPE, la Comisión Económica de las Naciones Unidas para Europa, solo permite la intervención automática en la dirección hasta 10 km/h. Solo ha habido tímidos intentos dirigidos a cambiar esta normativa. Sin embargo, un grupo informal de trabajo de la CEPE está trabajando en el tema.

Otro asunto por resolver sería la validación de los tests realizados, pues usando los métodos actuales un pilotaje automatizado en autopista tendría que completar las pruebas equivalentes a varios millones de kilómetros recorridos antes de que pudiera entrar en producción.

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En Alemania y Estados Unidos, Bosch demuestra lo que ya es técnicamente posible. Desde principios de 2013, sus ingenieros conducen vehículos altamente automatizados por carreteras públicas. En un primer momento, estaban basados en el BMW Serie 3 Touring y, desde mediados de 2015, se complementan con dos vehículos eléctricos puros S Model de Tesla: «Combinan dos tendencias de la industria del automóvil, electrificación y automatización. Esto presenta un desafío particular, pero con el que Bosch disfruta», explica Belén Aranda.

«Nuestros ingenieros han completado ya más de 10.000 km de pruebas sin problems», continúa Aranda. Los vehículos conducen por sí solos a través del tráfico abierto acelerando, frenando y realizando adelantamientos. También deciden ellos mismos y, en función del tráfico, activan los intermitentes y cambian de carril.

La base de todo esto se encuentra en los sensores, que proporcionan una imagen detallada del entorno del vehículo. Además, TomTom, socio tecnológico de Bosch, suministra un mapa dinámico, muy detallado, que ofrece información relevante del tráfico en cada momento. Un ordenador compila la información para analizar y predecir el comportamiento de los otros usuarios de la carretera y, sobre esa base, toma las decisiones sobre la estrategia de conducción de los vehículos altamente automatizados.

La conducción altamente automatizada cambiará la interfaz hombre-máquina y exigirá nuevos y modernos conceptos en la comunicación entre el coche y el conductor. El conductor debe de ser capaz de actuar de forma intuitiva y utilizar el sistema.

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