En el dique seco. Imagen de archivo del Vapor, que permanece en el varadero de la Bajamar. | L. R.
UN AÑO SIN EL VAPORCITO

La Bahía sigue huérfana de Adriano

Mañana se cumplen doce meses del naufragio del Vapor en el muelle de Cádiz

EL PUERTO. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Parecía una travesía más. Nada podía hacer sospechar al pasaje que aquel apacible paseo por la Bahía hacia Cádiz terminaría con un gran susto en el cuerpo y el Vaporcito hundido en el muelle Reina Victoria. Ahora, a punto de cumplirse un año desde el triste suceso, recordarán aquellos angustiosos instantes y podrán presumir de haber sido los últimos en viajar a bordo del símbolo histórico y turístico de El Puerto. Porque doce meses después del hundimiento no existe la certeza sobre cuándo el Adriano III volverá a navegar.

La malograda embarcación permanece desde finales del pasado mes de noviembre en el varadero del Guadalete. Su propietario, Manuel Ramos, afirma que los trabajos de reparación están en marcha, que siguen su curso normal y que nunca se han detenido. Pero lo cierto es que las previsiones iniciales que realizó el nuevo responsable de Motonaves Adriano no se han cumplido. Fue un 28 de noviembre cuando el armador compareció en rueda de prensa con el alcalde, Enrique Moresco, y anunció su recuperación. La noticia se produjo a pocos días de vencer el plazo de tiempo proporcionado por el astillero de Navantia en San Fernando para mantener a la motonave en sus instalaciones. Ésta fue reflotada en el muelle de Cádiz a finales de septiembre, casi un mes después de su naufragio.

Para entonces ya se habían desinflado las promesas y las declaraciones de buenas intenciones realizadas por las administraciones relacionadas con la entrañable embarcación: los ayuntamientos de Cádiz y El Puerto con sus alcaldes Teófila Martínez y Enrique Moresco al frente, la Diputación provincial, la consejería de Cultura de la Junta e incluso los Ministerios de Fomento y de Medio Ambiente, por entonces bajo el anterior Gobierno socialista, se mostraron prestos a colaborar y apoyar económicamente las labores de izado y reparación del buque. Este interés se fue diluyendo poco a poco ante el desinterés manifiesto del anterior armador José Antonio Somorrostro para que la motonave volviera a navegar.

Un hundimiento progresivo

Y es que el Vapor ya llevaba varios años hundiéndose poco a poco. El roce con el cantil del muelle que causó la fisura en el casco y la consecuente entrada de agua fue como el toque de gracia para terminar en un destino marcado, en primer lugar, por sus continuas pérdidas económicas.

La puesta en marcha de la línea regular de catamaranes por parte del Consorcio de Transportes de la Bahía de Cádiz relegó al Vapor a un segundo plano, fundamentalmente turístico. Motonaves Adriano no podía competir con los catamaranes, más rápidos y más baratos, pero conservó su parcela en el muelle de Las Galeras para llevar a grupos a Cádiz o a los nostálgicos amantes de las tradiciones.

Finalmente el reflotamiento fue costeado de forma subsidiaria por la Autoridad Portuaria y el Consistorio portuense pagó a Motonaves Adriano los 15.000 euros en los que se presupuestó inicialmente la operación. Finalmente la cantidad fue bastante mayor. Con todo, el nuevo armador del buque dijo en su día que ese dinero ya se lo debía la administración municipal al Vapor en concepto del convenio suscrito para efectuar una serie de viajes.

Esta era prácticamente la única inyección económica que entraba en las cuentas de Motonaves, que también había tenido acuerdos con la Diputación de forma intermitente. Su condición de Bien de Interés Cultural -declarado por la Junta de Andalucía en 1999- le daba opción a presentarse a las convocatorias de subvenciones. Pero con la crisis arreciando, todo apoyo fue poco para la empresa, que prácticamente cubría gastos por el elevado coste del combustible, las reparaciones ordinarias, y los meses de invierno en que el Vapor apenas navegaba.

Un proyecto en ciernes

La aparición en escena de Manuel Ramos, economista aficionado a la náutica, fue una ventana a la esperanza. Su planificación ilusionó a la opinión pública de El Puerto, que había dado por perdido su emblema más entrañable. Las primeras pruebas de flotabilidad se fijaron el 28 de febrero de este año.

Y el primer viaje para el 19 de marzo, día del Bicentenario de la Constitución de 1812. Pero el Adriano III, cuyo proyecto de reparación debe ser aprobado por Capitanía Marítima y por la Consejería de Cultura, sigue en quirófano bajo las órdenes del ingeniero naval José Ruiz Cortés, quien también supervisó las tareas de reflotamiento.

Ramos asegura que los trabajos siguen su curso y que su plan para que el Vapor vuelva a navegar se mantiene, aunque con un concepto distinto al tradicional. Y es que el Adriano III ya no se ceñirá a cubrir las travesías El Puerto- Cádiz porque para eso ya está la línea regular de catamaranes. Su proyecto pasa por ampliar el espacio de acción a otros municipios como los de la Costa Noroeste. De hecho, el Grupo de Desarrollo Pesquero que conforman Sanlúcar, Rota y Chipiona le ha concedido una subvención de 109.000 euros de fondos europeos para la reparación del barco con la condición de que éste opere en la zona y genere riqueza y empleo. Así, el nuevo Adriano III podría recoger un grupo de turistas en Sanlúcar, llevarlos a las bodegas de moscatel de Chipiona y finalizar con una visita al Castillo de Luna de Rota.

Esto no supondría su desvinculación de El Puerto, donde también mantendría su actividad. En este sentido, cabe recordar que la edil de Turismo, Patricia Ybarra, planteo una batería de propuestas a Ramos relacionadas sobre todo con el atraque, la señalítica y la publicidad del barco para que mantenga su muelle base en El Puerto. El armador, por su parte, contestó con una contrapropuesta enfocada a la venta -por 1,3 millones- o alquiler del Vapor por parte del Ayuntamiento. Algo a lo que el Gobierno local se negó. La anterior delegada provincial de Cultura, Yolanda Peinado, señaló hace unos meses que las prioridades de la Junta en cuanto a inversiones no apuntaban precisamente a ayudar económicamente al Vapor. Entretanto, al muelle de Las Galeras le ha salido un nuevo inquilino y el próximo 4 de septiembre comenzará a funcionar la empresa Albarco con dos catamaranes turísticos. 'La Pepa Cádiz' cubrirá el hueco funcional que deja el Vaporcito, pero no el que queda en el sentir popular de El Puerto.