Trump dejará sus empresas en manos de sus tres hijos mayores

La ley no le obliga a dejar la propiedad de su conglomerado, aunque las decisiones que puedan afectar a su fortuna serán miradas con lupa

LOS ANGELES Actualizado: Guardar
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Históricamente, los presidentes de Estados Unidos han demostrado una enorme capacidad para evitar conflictos de intereses entre sus inversiones personales y su trabajo al frente del ejecutivo. En el caso del presidente electo Donald Trump todo son incógnitas y tendrá que decidir qué quiere hacer con los negocios que convirtieron su nombre en una marca internacional, pues no puede continuar dirigiéndolos. Trump está a cargo de Trump Organization, un enorme conglomerado con propiedades diversas; desde hoteles hasta campos de golf, pasando por empresas de agua y Universidades, su valor, según él (hasta la fecha nadie ha visto sus impuestos), asciende a quince mil millones de dólares, aunque el New York Times afirma que su patrimonio no superaría los mil quinientos millones de dólares.

Entre sus planes inmediatos está apartarse de sus empresas dejando al frente de ellas a sus tres hijos mayores; Donald Jr, Ivanka y Eric, que en la actualidad ejercen como vicepresidentes. “Voy a ser presidente de Estados Unidos, mi compañía es una bolsa de cacahuetes. No voy a seguir involucrado en mis negocios, no me preocuparé de otra cosa que no sea mi país. Quiero hacer América grande” afirmó en una entrevista para la cadena Fox.

Las operaciones de Trump y sus empresas tienen los brazos tan largos que cualquier modificación en las leyes puede generarle beneficios. Desde las que afectan al cambio climático, por sus hoteles y campos de golf, hasta combatir a los jueces para reabrir la Universidad Trump acusada de estafa. “Después del litigio y de ganar el caso, pienso dar instrucciones a mis ejecutivos para reabrir la Universidad Trump” twitteó durante la campaña.

En el Gobierno de Estados Unidos la mayoría de los cargos públicos están sujetos a estrictas reglas para no generar conflicto de intereses, los miembros del Gabinete, por ejemplo, deben evitar tomar decisiones que puedan suponer un beneficio económico para ellos o cualquier miembro de su familia. Sin embargo, el vicepresidente y el presidente están exentos de estas reglas. La futura presidencia de Trump puede tener un paralelismo en la del primer ministro italiano Silvio Berlusconi, otro gran empresario convertido en un líder nacional. Donald Trump no necesita dinero, su nombre es su marca y son las inversiones de otros en los productos Trump quienes pueden seguir multiplicando su riqueza durante los próximos cuatro años aun sin él al frente de su compañía.

Otra figura que puede ser ejemplo para Trump es Michael Bloomberg, alcalde de Nueva York, quien durante su campaña estuvo al frente de su empresa Bloomberg Media y fue capaz de encontrar una fórmula para no comprometer sus intereses políticos con su economía personal, entregando el control a un equipo de ejecutivos. Trump podría intentar seguir sus pasos, aunque no esté, por ley, obligado a hacerlo. Para los medios norteamericanos la gran preocupación es la notable búsqueda de ganancia personal que ha mostrado el presidente electo, incluso durante la campaña electoral. En palabras de Upton Sinclair. “Cuesta hacer entender a un hombre, cuando su salario depende de lo que no entiende”.

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